El f¨²tbol afronta una compleja encrucijada
Debido a la popularidad del f¨²tbol, los clubes tienen m¨²ltiples v¨ªas de generaci¨®n de ingresos: la venta de entradas y abonos, los patrocinios, la comercializaci¨®n de camisetas y productos oficiales, los derechos de imagen y de retransmisi¨®n de los partidos por televisi¨®n, los traspasos de futbolistas, etc. El peso relativo de los mismos var¨ªa en funci¨®n de la estructura del club, su masa de aficionados, el valor de la marca, los resultados... Se agrupan en tres grandes ¨¢reas: ingresos ligados a los d¨ªas de partidos, ingresos audiovisuales e ingresos comerciales. Una diversidad ideal que tiene en la competici¨®n su punto flaco: no pueden ganar todos, ni se puede ganar siempre. Ni siquiera los clubes m¨¢s ricos y con m¨¢s aficionados.
Por tanto, los ingresos pueden fluctuar mucho en funci¨®n de los resultados deportivos. En definitiva, el azar - que el bal¨®n entre o de al poste, o que la estrella del equipo se lesione cuando no toca- tiene una incidencia muy importante comparado con otros negocios. Ah¨ª reside la magia del f¨²tbol, que permite que el Levante saque un empate de locos en casa ante un Real Madrid (con un presupuesto infinitamente superior), pese a acabar el partido con un jugador menos y Vezo de portero tras la expulsi¨®n de Aitor Fern¨¢ndez. No obstante, la profesionalizaci¨®n de la gesti¨®n de los clubes y las pol¨ªticas deportivas bien definidas y consistentes, logran mantener a raya al azar en muchos casos. El Real Madrid es un gran ejemplo de ello, como tambi¨¦n el Levante en las ¨²ltimas temporadas.
Igual ocurre con LaLiga, organizaci¨®n que agrupa a los 42 equipos de Primera y Segunda, y cuya modernizaci¨®n de la mano de Tebas es indiscutible. El f¨²tbol ha reducido dr¨¢sticamente su deuda con Hacienda, existe un control econ¨®mico, se han multiplicado los ingresos -sobre todo por los contratos de TV- y las mejoras en los estadios han sido espectaculares en muchos casos. El mismo Ciutat de Valencia es un gran ejemplo de ello. Ante el Real Madrid luci¨® una iluminaci¨®n y puesta en escena audiovisual de primera en la vuelta de sus aficionados a las gradas. Chap¨® por Quico Catal¨¢n y su equipo. Apostar por la mejora de la experiencia de los aficionados en los campos es un valor seguro.
El acuerdo entre LaLiga y el fondo de capital riesgo CVC hay que entenderlo desde dos premisas clave. En primer lugar, Tebas tiene la determinaci¨®n de convertir a LaLiga en el mejor campeonato nacional del mundo. Se han dado numerosos pasos adelante y la Premier ya no parece tan distante como hace a?os. Adem¨¢s, a¨²n es una inc¨®gnita el impacto real que el Brexit pueda tener en el f¨²tbol europeo a medio plazo. Por otro lado, est¨¢ el impacto terrible que la pandemia de la Covid ha tenido en el f¨²tbol, con la suspensi¨®n y cancelaci¨®n de la competici¨®n, la posterior reanudaci¨®n de la misma sin p¨²blico, las renovaciones a la baja de contratos de patrocinio, y de televisi¨®n... Los ingresos del f¨²tbol se tambalean, como explica un informe de Palco 23, elaborado a partir de los datos econ¨®micos hechos p¨²blicos por los clubes. Como en el resto de sectores, la recuperaci¨®n econ¨®mica del f¨²tbol llevar¨¢ tiempo y mucho sacrificio. Las rebajas de sueldo han llegado a las estrellas, por el enorme peso que la masa salarial de los futbolistas tiene sobre el total de gastos fijos de un club. El coronavirus puso fin a una d¨¦cada de gran crecimiento sostenido.
En este contexto, con problemas excepcionales que requieren de medidas igualmente excepcionales, es en el que aparecen f¨®rmulas novedosas de financiaci¨®n como el capital riesgo. Es el caso del acuerdo orquestado por Tebas con CVC, y que ha recibido el visto bueno de 38 de los 42 clubes que componen LaLiga. Aunar intereses suele permitir tener mayor poder de negociaci¨®n y sacar m¨¢s ventajas econ¨®micas para un colectivo, por m¨¢s que dentro de dicho colectivo haya a veces intereses contrapuestos. El acuerdo entre LaLiga y CVC permite a los clubes que lo aprobaron disponer de 2.460 millones de euros en una coyuntura desfavorable a trav¨¦s de pr¨¦stamos participativos a 40 a?os, as¨ª como que LaLiga destine otros 107 millones de euros a la RFEF, el CSD o el f¨²tbol femenino. Todo a cambio de una participaci¨®n del 11% en una sociedad de nueva creaci¨®n a la que LaLiga transferir¨¢ todos sus negocios no audiovisuales (patrocinios, licencias, etc¨¦tera). Los clubes podr¨¢n acceder a los fondos a trav¨¦s de LaLiga, mediante pr¨¦stamos participativos al 0% de inter¨¦s a 40 a?os. Siempre que sean compatibles con el fair play financiero y que se comprometen a invertir en ¨¢reas estrat¨¦gicas para la mejora del producto, como la estructura del club, la digitalizaci¨®n, la internacionalizaci¨®n, la creaci¨®n de contenidos y el propio proyecto deportivo (fichajes). Todo en aras de conseguir una liga con clubes m¨¢s fuerte y poder as¨ª captar m¨¢s aficionados y generar m¨¢s ingresos. Obviamente CVC arriesga ese dinero porque hace una valoraci¨®n muy alta de LaLiga y de su potencial crecimiento en los a?os venideros. No es una ONG y busca su rentabilidad. Esto es b¨¢sicamente lo que se ha explicado del asunto. Sobre el papel parece una buena operaci¨®n en una ¨¦poca de crisis. De las crisis siempre surgen oportunidades.
Es entendible que para la gran mayor¨ªa de clubes el acuerdo sea una buena noticia. Como lo es tambi¨¦n que para los clubes m¨¢s ricos no lo sea, dado su peso espec¨ªfico en el colectivo, su relevancia social, la capacidad para financiarse por su cuenta u optar o poner en marcha proyectos con alta capacidad de generar ingresos. Como la Superliga o la remodelaci¨®n del Santiago Bernab¨¦u, con la que el Madrid espera ingresar 150 millones de euros extras por temporada una vez acabada. Ning¨²n otro club en Espa?a puede aspirar a eso, por lo que es dif¨ªcil que en este caso Florentino P¨¦rez o Quico Catal¨¢n, dejando a Tebas al margen, coincidan en sus intereses. Cada cual mira por su casa y lo que m¨¢s conviene a su familia. Y los tres son figuras pioneras en la modernizaci¨®n del f¨²tbol espa?ol. Cada uno desde su organizaci¨®n trabajan por mejorar la propuesta de valor y el producto para sus aficionados y clientes.
Y es que adem¨¢s de la pandemia, el f¨²tbol afronta un reto extra: el de la transformaci¨®n digital. En la era de las pantallas, el f¨²tbol tiene unos competidores que le han tomado la delantera con el p¨²blico m¨¢s joven. Algo in¨¦dito hasta la fecha. El f¨²tbol era una especie de tradici¨®n familiar que se transmit¨ªa de forma natural de padres a hijos, marc¨¢ndolos para siempre en muchos casos. Hoy los m¨¢s j¨®venes conocen el f¨²tbol, y lo practican en muchos casos, pero no son consumidores habituales de f¨²tbol. Y cuando lo hacen, no es pegados a la televisi¨®n durante la retransmisi¨®n en directo. Lo hacen a trav¨¦s de v¨ªdeos bajo demanda, ya sean de res¨²menes de los partidos, detalles t¨¦cnicos, retos de futbolistas en sus redes sociales, recopilatorios de grandes goles, regates... Casi siempre a trav¨¦s de un tel¨¦fono, tablet u ordenador, no de una televisi¨®n. Muchos tienen m¨¢s apego a determinados futbolistas que a un club, y a menudo conocen m¨¢s a sus ¨ªdolos a trav¨¦s de los videojuegos, que por seguir sus partidos reales. Las grandes plataformas digitales -Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, Twitch- son competidores temibles, como lo son tambi¨¦n los deportes electr¨®nicos.
Los clubes, las estrellas, LaLiga o los propios medios deportivos tienen presencia en dichas plataformas para tratar de seducir a un p¨²blico esquivo, al que no entienden ni llegan bien. De ah¨ª la relevancia vertiginosa alcanzada por algunas figuras originarias de ese mundo y que ya coquetean profesionalmente con el f¨²tbol al m¨¢ximo nivel. El caso de Ibai Llanos es el m¨¢s significativo, pero no el ¨²nico. El f¨²tbol debe mantener la esencia que le llev¨® a ser el deporte rey, pero al tiempo debe atender a esas nuevas formas de consumo si quiere perpetuarse en su posici¨®n dentro de la industria del entretenimiento. Y para ello deben concienciarse todas las organizaciones que lo conforman, empezando por los futbolistas, los clubes y las ligas nacionales. Los primeros empiezan a tenerlo interiorizado, pero queda un largo camino por recorrer.