Benzema y Nacho marcan la hora
Dos equipos expertos inauguraron su recorrido en Mendizorroza. Se impuso el m¨¢s experto y el que cuenta con mejores jugadores, vieja ley del f¨²tbol que a veces se incumple, y ¨¦sa es la gracia de este juego. El Real Madrid no se permiti¨® una de sus t¨ªpicas concesiones de comienzo de temporada. Suele costarle entrar en calor y alcanzar la velocidad apropiada. Por lo general es equipo de segundas vueltas, as¨ª que su victoria sobre el Alav¨¦s le evita nervios innecesarios.
Gan¨® con facilidad, sin alardes y la versi¨®n m¨¢s habitual de Benzema, que se ha erigido en el l¨ªder del equipo. Parece mentira la transformaci¨®n del delantero franc¨¦s. Siempre fue un gran jugador, pero nadie sospechaba que se convertir¨ªa en la locomotora del equipo. Su ascendencia es tan visible como su rendimiento, dentro y fuera del ¨¢rea. Tantos a?os despu¨¦s, el melanc¨®lico Benzema, sujeto a cr¨ªticas y a debates sin fin en el Bernab¨¦u, se ha erigido en un jugador incontestable.
Benzema encabez¨® en Vitoria una delantera que hace poco tiempo sonaba m¨¢s lujosa que ninguna otra en el f¨²tbol. Bale, Benzema, Hazard... Un sue?o sobre el papel, una realidad m¨¢s prosaica en los ¨²ltimos a?os. Ancelotti sabe lo que significan esos nombres y los aline¨® en el primer partido. Hazard, masacrado por las lesiones y quiz¨¢ por el des¨¢nimo, apenas ha rendido en el Madrid. Lo de Bale es otra historia.
Bale siempre quedar¨¢ sujeto a una inc¨®gnita: ?por qu¨¦ ha desaprovechado su potencial un futbolista con unas condiciones inigualables? Han pasado 10 temporadas desde su llegada al Madrid y no hay respuesta, o simplemente es un jugador inclasificable, movido por resortes tan particulares como misteriosos. Cada temporada, la hinchada madridista sue?a con una edici¨®n brillante y plena de Bale, sue?o que el gal¨¦s no tiene problema en quebrar, de la misma manera que el madridismo tampoco lo tiene en depositar su esperanza en la reconversi¨®n. Sucede todos los a?os, en los primeros partidos del campeonato. Esta vez tambi¨¦n.
El tiempo dir¨¢ a qu¨¦ rompe Bale. En Mendizorroza se pareci¨® al de toda la vida. Mezcl¨® algunos apuntes excelentes con una desidia defensiva poco aconsejable. En la Liga no es una carencia mortal, salvo en media docena de partidos, pero en Europa resulta letal. Aunque Bale y Hazard apenas contribuyeron en el cap¨ªtulo defensivo, el Madrid les necesit¨® poco. El Alav¨¦s arranc¨® con energ¨ªa, buscando segundas jugadas despu¨¦s del cuerpo a cuerpo Joselu-Nacho y atento a la velocidad de Luis Rioja, cada vez m¨¢s importante en el equipo vitoriano.
Hazard dio m¨¢s impresi¨®n de ligereza que de confianza. Eso depende m¨¢s de la continuidad que de la clase, evidente en el caso del belga. No le faltaron varios controles exquisitos y delicadas maniobras. Resisti¨® bien y aguant¨® la tralla de un encuentro intenso, sin concesiones del Alav¨¦s en el primer tiempo. El segundo signific¨® otra historia. Benzema marc¨® muy pronto y Nacho, con astucia y decisi¨®n, abri¨® m¨¢s la brecha.
De la misma manera que nadie discute al ¨²ltimo Benzema, solo es posible el elogio a Nacho, que mantiene su alt¨ªsimo nivel de prestaciones. Ni se siente suplente, ni su titularidad est¨¢ amenazada. Si Benzema juega con la autoestima por los cielos, Nacho transmite una vibrante sensaci¨®n de exuberancia. Ha llegado Alaba, jugador m¨¢s que contrastado en la escala internacional, destinado a cubrir la ausencia de Sergio Ramos, y en Vitoria se ocup¨® del carril izquierdo de la defensa, como en sus primeros a?os en el Bayern. Pareci¨® una decisi¨®n sensata de Ancelotti. Nacho admite poca competencia en estos momentos.