Juan de Dios Rom¨¢n, ¡®in memoriam¡¯
Hasta los sesenta, el deporte en Espa?a se limitaba pr¨¢cticamente a la trilog¨ªa cl¨¢sica: f¨²tbol, ciclismo y boxeo. Fuera de eso viv¨ªan entre la indiferencia general, ¡®deportes de ricos¡¯ (golf, tenis, polo...) o ¡®de patio de colegio¡¯ (baloncesto, balonmano, hockey patines...) o ¡®de chalados¡¯ (motor). El atletismo se miraba con respeto, pero como algo ajeno. As¨ª era hasta que fueron surgiendo de la nada genios que por su excelencia y sus triunfos internacionales fijaban nuestra atenci¨®n en alguno de esos deportes. El m¨¢s notorio fue Santana, pero no el ¨²nico. Hubo Nieto, hubo Ballesteros, hubo Emiliano, hubo Perram¨®n, hubo Fern¨¢ndez Ochoa...
No hubo s¨®lo campeones. Hubo tambi¨¦n ap¨®stoles en pantal¨®n largo, directivos o entrenadores volcados en la causa dif¨ªcil de un deporte que les enamor¨® en la adolescencia y a cuyo progreso se entregaron. Lejanos a ese casticismo r¨²stico que caracterizaba a los entrenadores de la trilog¨ªa cl¨¢sica, eran gente que miraba al exterior, que viajaba, que le¨ªa lo que ven¨ªa de fuera. Luchaban en desventaja, aunque tuvieron un gran aliado: TVE, que en los sesenta fue creciendo y dedic¨® las tardes de los s¨¢bados y las ma?anas de los domingos a esos deportes antes olvidados. Y por la tele llegaron a la gente y a los diarios y a las radios.
Juan de Dios Rom¨¢n fue uno de esos. El balonmano era su pasi¨®n, la docencia su vocaci¨®n, el conocimiento su obsesi¨®n. Al¨¦rgico a la pereza y a la frivolidad. Su gran disgusto fue que Gil liquidara el balonmano del Atl¨¦tico, lo que dej¨® a su deporte sin un basti¨®n en la capital que luego se quiso reconstruir, pero ya era tarde. Pero su carrera como entrenador y directivo estuvo llena de triunfos. Hace tiempo que tem¨ªamos que su fin estaba pr¨®ximo, seguro que ¨¦l tambi¨¦n. Se fue con 77 a?os, un poco pronto, pero feliz con la idea de que deja una obra y una familia. De que todo mereci¨® la pena. De que honr¨® el legado de su maestro, Domingo B¨¢rcenas.