Maradona juega cada d¨ªa mejor
Una tarde fr¨ªa y parda de invierno (...). Monoton¨ªa de lluvia tras los cristales. Recluido en casa con mi nostalgia me enfrasco en la pantalla que invade Maradona y descubro que al ver de nuevo una y otra vez sus goles, sus rabonas, sus ca?os, sus jugadas, me gustan m¨¢s. La primera ocasi¨®n en que fui a Argentina pregunt¨¦ a un amigo espa?ol si a¨²n se recordaba a Gardel all¨ª: ¡°Desde que vivo aqu¨ª no hay d¨ªa que no le oiga en alguna radio. Y la gente dice que cada d¨ªa canta mejor¡±. A¨²n se dice. Pronto se dir¨¢ tambi¨¦n que Maradona juega cada d¨ªa mejor, porque sus prodigios encierran una sorpresa que se renueva aun despu¨¦s de vista cien o mil veces.
Veo tambi¨¦n la congoja de Buenos Aires y N¨¢poles. Una congoja profunda, sim¨¦trica a la alegr¨ªa que tanto reparti¨® en sus a?os de gloria. Hugo Maradona, que habl¨® anteanoche en El Larguero con un hilo de voz, agradec¨ªa las muestras de cari?o, pero tambi¨¦n deploraba la reaparici¨®n de im¨¢genes y noticias turbias que acompa?aron a su hermano de unos a?os ac¨¢. No debe preocuparse, eso no prosperar¨¢. Pocos ir¨¢n ya a los archivos en busca de peleas, detenciones o im¨¢genes bufas. Quedar¨¢n los goles, los ca?os, las rabonas que recuperaremos una vez y otra para comprobar que Maradona juega cada d¨ªa mejor. Como canta Gardel.
Lo otro existi¨®, claro. Seamos indulgentes. Viendo el Informe Robinson dedicado a ¨¦l, record¨¦ que ya con 17 a?os era reclamo publicitario. Menotti dijo con buen juicio de ¨¦l que fue como un gato al que subieron a un ¨¢rbol y nadie le dijo c¨®mo bajar. Un mal ejemplo, dicen. O un buen ejemplo a la inversa, un ejemplo del da?o derivado de tontear con la coca¨ªna y parecidos. Pudo tener un retiro feliz, rodeado de familia, admiraci¨®n y prestigio, visitando a jefes de Estado, representando a la FIFA, a la AFA, a Argentina... Su adicci¨®n les hizo sufrir a ¨¦l y a los suyos y acort¨® su vida. No hay mejor ejemplo, ni m¨¢s a la vista, de los males de la droga.