Una Liga cogida con pinzas
El a?o de las incertidumbres. Arranca una temporada liguera sobre tres alambres: en uno transita la horrible sensaci¨®n de las gradas vac¨ªas, de mascarillas, geles y pruebas PCR, con el miedo a los positivos y a las suspensiones metido en el cuerpo, mezcl¨¢ndose con penaltis, regates, pases y pol¨¦micas; en el segundo, una Liga de bajo coste, sin fichajes de campanillas, con los dirigentes haciendo arabescos para cuadrar los n¨²meros sin ticketing ni abonados, pidiendo sacrificios en forma de bajadas de sueldo; sobre el tercer alambre transita el futuro de Leo Messi, que marcar¨¢ las elecciones del Bar?a. El astro argentino siempre ofreci¨® su mejor versi¨®n con entrenadores sin uniforme de sargento puesto. Tiene pinta de que su ¡°last dance¡±, en lugar de serie como Michael Jordan, ser¨¢ un reality que durar¨¢ hasta final de temporada.
Despacio con Hazard y r¨¢pido con Bale. El Madrid, en un a?o tan incierto, est¨¢ trabajando con criterio sus salidas (Javi G¨®mez, Achraf, De Frutos, Dani G¨®mez, ?scar Rodr¨ªguez y James), garantiz¨¢ndose en la mayor¨ªa de casos un porcentaje de sus futuras ventas o las cesiones (Kubo, Reinier, Vallejo y Ceballos). A falta de encontrar acomodo a Borja Mayoral y sorprender con la salida de Reguil¨®n, al que se rifa media Europa, los quebraderos de cabeza se llaman Bale y Hazard. Nadie entender¨ªa, por mucho que est¨¦ en el presupuesto, que Bale, con los 34 millones que cuesta cada a?o, siga en el club. Si el pulgar de Zidane est¨¢ bajado, su salida urge. El otro frente es Eden Hazard. Es imposible cuestionar su talento, pero no puede volver a sembrar dudas con su compromiso ni con su implicaci¨®n. Hay mochilas que pesan m¨¢s que cualquier michel¨ªn. No puede repetir su primer a?o casi en blanco.
El protocolo subleva a los entrenadores. ¡°Se proh¨ªbe el uso de los vestuarios durante los encuentros de la temporada 20-21¡±, reza el protocolo de la Liga. A nadie le puede extra?ar que 18 t¨¦cnicos de Primera Divisi¨®n y los 22 de Segunda hayan secundado la carta que tiene previsto remitir su colectivo a Liga y CSD en contra de semejante ocurrencia. Pretenden que, antes del partido, los jugadores solo entren para ponerse las botas y en el descanso solo puedan entrar los 11 que est¨¦n jugando. Un disparate, cuando en el vestuario de sus centros de entrenamientos conviven con normalidad. La esencia del entrenador est¨¢ en la cohesi¨®n del grupo, en hacer las menores diferencias entre los que juegan y los que no, en hacer que todos vivan el partido. Dif¨ªcil poner de acuerdo a un gremio tan heterog¨¦neo. Lo que no consiga LaLiga¡