El f迆tbol amaga con retirarse
La selecci車n exigi車 el mismo trato que el polo y el tenis para los Juegos Ol赤mpicos de 1920: 67 francos por cabeza, y que cada cual se organizara.
Los seleccionados para Amberes tomaron el tren en Ir迆n, el 10 de julio de 1920. Paco Bru, entrenador, iba al frente, porque Luis Arg邦ello, presidente en funciones de la Federaci車n, ten赤a cosas que resolver en Madrid. Eizaguirre, meta de la Real, dijo que ir赤a despu谷s. Arg邦elles, extremo del Sp車rting, regres車 a Gij車n de improviso, sin tiempo para inscribir a un sustituto. La expedici車n se qued車 en 20 jugadores, de los que uno, Ram車n Gonz芍lez, subi車 al tren con fiebre.
Viajaron en tercera. Bru y los miembros del COE iban en literas. Belauste, un gigant車n de 1,95 y 93 kilos se enter車 de que quedaba una libre y movi車 Roma con Santiago para ocuparla. Amanecieron en Par赤s, con tiempo para dar un paseo. All赤 se descubri車, al dejar y reclamar las maletas en consigna, que el utilero Isidro, contra lo que hab赤a afirmado, no ten赤a ni idea de franc谷s. El estado de Gonz芍lez, al que atend赤a Lemmel, el masajista, empeoraba. Una noche en un vag車n de tercera le hab赤a dejado hecho una l芍stima.
Luego, a Amberes, pasando con el coraz車n encogido los escenarios dolientes de la batalla del Somme. Evocaron la desgracia de Juan Petit, el hermano de Ren谷, que regres車 in迆til para el f迆tbol con los pulmones quemados por los gases. Por fin, Amberes, la tierra prometida, donde en la estaci車n les recibieron el Marqu谷s de Villamejor, presidente del COE, y Javier Bartrina, tesorero. Ram車n Gonz芍lez no pudo ni bajar por su pie. Fue llevado por Lemmel y Bartrina, que era m谷dico, a un hospital de la Cruz Roja, donde no se curar赤a hasta acabados los partidos. Otro menos.
Les llevaron a unas viejas escuelas, con los atletas, nadadores, waterpolistas ciclistas y tiradores. Les toc車 una gran nave de camas plegables, con dos duchas y un pil車n en el patio para los que no quisieran hacer cola. Ninguna taquilla. De armario, la propia maleta. Desayuno parco, comida y cena de rancho militar. Supieron que los de polo (entre los que estaba el Duque de Alba) y tenis no estaban all赤 y exigieron el mismo trato. Pasaron as赤 dos d赤as. El 14 fue la ceremonia inaugural. El COI estren車 la bandera de los cinco anillos. Arrate encabez車 a los nuestros con el cartel de Espagne, seguido del abanderado, el atleta Izaguirre. Luego, las tres autoridades del COE, de chaqu谷, y los otros 64 deportistas, con los futbolistas al final. Nadie pens車 en un uniforme, que las dem芍s delegaciones s赤 llevaban, as赤 que vistieron de competici車n. Les dieron claveles, que lanzaron a la tribuna presidencial. El efecto fue bueno.
Tras amenaza de retirada, lograron el mismo trato que polo tenis: 67 francos por cabeza, y que cada cual se organizara. Por 40 francos uno pod赤a alojarse, comer y cenar muy bien en Amberes.
Zamora y Samitier, se?oritos de Barcelona, fueron al Hotel l'Industrie, con los del COE, mientras su compa?ero Sancho, alba?il, escogi車 un alojamiento barato que le permiti車 ahorrar 40 francos por d赤a. Los vizca赤nos fueron por un lado, los gallegos por otro, los guipuzcoanos por otro# Se reun赤an a comer, pero en mesas separadas. El buen rollo de la concentraci車n de Ir迆n y la emoci車n compartida al atravesar los escenarios torturados de la guerra, dejaron paso a los viejos recelos.
Mientras esperaban el primer partido, a disputar el 28, entrenaron por las tardes. Las ma?anas eran libres. El ahorrativo Sancho trat車 de contratarse para poner ladrillos, cosa que Bru le impidi車. Varios contrataban vuelos en avioneta, Zamora y Samitier alquilaban un deportivo para excursiones. A la noche, era com迆n visitar el cabaret de Carmencita, tugurio portuario que descubri車 Vallana. Un sitio picar車n, de decoraci車n moruna. Lo reg赤a una aragonesa, de verdadero nombre Alodia, con un pasado de cierta fama busc芍ndose la pulga en el Paralelo.
Patricio estaba desesperado. Ten赤a los pies planos, y se hab赤an dejado sus plantillas de corcho en casa. V芍zquez, zapatero remend車n, se ofreci車 a hacerle unas, con tapones de vino. Bru, consigui車 contactar con Arg邦ello, que pas車 por casa del jugador y las llev車.
Pero su llegada produjo un nuevo problema: Villamejor le despreci車. Se present車 a 谷l con gorra y en alpargatas, y Villamejor le dijo que su interlocutor con el f迆tbol era Bru. Arg邦ello, un pontevedr谷s jocundo, muy amigo de los jugadores pero de enfados b赤blicos, dio orden de regresar a Espa?a. Ya estaban haciendo sus maletas cuando lleg車 la contraorden. La intervenci車n de Rubryk, c谷lebre periodista de ABC, hizo recapacitar a Villamejor, que acept車 a Arg邦ello y pas車 la nube.
Y a esperar el sorteo.