?Los vascos se apuntan para Amberes!
A la selecci¨®n espa?ola no le result¨® sencillo lograr confeccionar una lista de seleccionados definitiva para los Juegos de 1920.
Tras el fiasco de la gira por Vigo y Asturias, (s¨®lo ocho de los 25 seleccionados acudieron a los partidos de Vigo y los de Asturias hubieron de suspenderse), Luis Arg¨¹ello, presidente en funciones de una Federaci¨®n descabezada, y el Comit¨¦ T¨¦cnico (Juli¨¢n Ruete, Jos¨¦ ?ngel Berraondo y Francisco Bru), ten¨ªan que convencer a los vascos para que se sumaran a la causa. De all¨ª eran los mejores jugadores, ten¨ªan un estilo propio y estaban hechos a la hierba y curtidos en amistosos en tierra francesa. Por eso aspiraban a que el equipo que viajara a los Juegos de 1920 en Amberes fuera una selecci¨®n vasca.
A las razones meramente futbol¨ªsticas se un¨ªa tambi¨¦n la tendencia centr¨ªfuga ya muy acusada en esos a?os en el Pa¨ªs Vasco, como en Catalu?a, que hasta intent¨® acudir a Amberes con comit¨¦ ol¨ªmpico y bandera propios. Recordemos que est¨¢bamos en 1920, a un a?o de la aparici¨®n del ¡®Espa?a Invertebrada¡¯ de Ortega.
El asunto era peliagudo. El fracaso en Vigo y Asturias hab¨ªa fortalecido la tesis de la selecci¨®n vasca.
Felizmente, Juli¨¢n Ruete era presidente del Athletic de Madrid, entonces sucursal del de Bilbao, y ten¨ªa excelentes contactos en la Villa de Don Diego. Por su parte, Jos¨¦ ?ngel Berraondo, aunque jug¨® a?os en el Madrid, era donostiarra, fundador de la Real y estaba lleno de amigos all¨ª. Ambos razonaron a sus contactos vascos que el COI solo admitir¨ªa en Amberes a un equipo enviado por el COE y que ¨¦ste, dirigido por el Conde de Villamejor, (que hab¨ªa adelantado las 125.000 pesetas que el Gobierno de Eduardo Dato se resist¨ªa a poner, as¨ª que era el financiador de la aventura) no iba a transigir con que la representaci¨®n en f¨²tbol estuviera formada s¨®lo por vascos. Que mejor una selecci¨®n con muchos vascos que otra sin ninguno.
Adem¨¢s, una selecci¨®n vasca, ?qui¨¦n la har¨ªa? Las rivalidades all¨ª eran tremendas. En 1917 hubo tal bronca en San Sebasti¨¢n entre la Real y el Athletic en partido del Campeonato Regional que la Federaci¨®n Norte se parti¨® en dos, Vizca¨ªna (o Norte) y Guipuzcoana. Incluso dentro de Guip¨²zcoa, era proverbial la enemistad entre la Real Sociedad y el Real Uni¨®n de Ir¨²n. ?Qui¨¦n podr¨ªa hacer una selecci¨®n vasca? ?No ser¨ªa mejor una selecci¨®n espa?ola, con muchos vascos, escogidos lealmente por alguien de fuera?
El primero en dejarse convencer fue el Athletic. Luego el Arenas de Guecho, despu¨¦s el Real Uni¨®n de Ir¨²n y por fin la Real.
As¨ª que se abrieron las puertas de San Mam¨¦s y luego las de Amute (Ir¨²n) para cuatro encuentros entre Probables y Posibles, a los que acudir¨ªa, adem¨¢s de los catalanes y gallegos de los simulacros de Vigo, lo m¨¢s florido del futbol vasco: Acedo, Belauste, Sabino y Pichichi, del Athletic; Pagaza y Vallana, del Arenas; Eguiaz¨¢bal, Emery, Ren¨¦ Petit y Patricio, del Real Uni¨®n; Eizaguirre, Arrate, Carrasco, Artola y Silverio, de la Real; V¨¢zquez, del R¨¢cing de Ferrol (donde hac¨ªa la mili) y Ses¨²maga, del Bar?a, que hab¨ªa participado del boicot anterior. Tambi¨¦n se incorporaron con respecto a Vigo el barcelonista Alc¨¢ntara y el asturiano Arg¨¹elles.
El 20 de julio, en San Mam¨¦s, fue el primer ensayo en tierras vascas. Todav¨ªa la v¨ªspera, el peri¨®dico Euskadi, de car¨¢cter nacionalista, lo presentaba como una especie de Espa?a-Euskadi, en el que quedar¨ªan claras las cosas. Y ¡®El Sol¡¯ de Madrid lo anunciaba como ¡®Probables¡¯ contra ¡®Imposibles¡¯, demostrando la falta de fe en que los vascos se enrolaran de verdad.
Media hora antes del partido no hab¨ªan llegado los jugadores de la Real. ?Hab¨ªan renunciado? No. Result¨® que en vez del tren hab¨ªan decidido viajar en varios coches y en Deva atropellaron a un chico. Aunque la cosa no fue grave, mientras le atendieron y se hicieron las diligencias se retrasaron. Cuando aparecieron, todos peloteaban y hasta se hab¨ªan vestido algunos no seleccionados para completar. Aclarado el equ¨ªvoco, participaron como estaba previsto.
Los ¡®Probables¡¯ fueron: Zamora (Bar?a), Otero (Vigo), Arrate (Real); Samitier (Bar?a) Sancho (Bar?a), Eguiaz¨¢bal (Real Uni¨®n); Pagaza (Arenas), Ren¨¦ Petit (Real Uni¨®n), Patricio (Real Uni¨®n), Alc¨¢ntara (Bar?a) y Acedo (Athletic). El tiro fue bueno: el d¨ªa del debut oficial ocho de estos once ser¨ªan titulares.
El 25, nuevo partido en San Mam¨¦s, al que faltaron los gallegos, regresados a su tierra para conseguir permiso de sus empleadores, una vez que vieron que la cosa iba en serio. Luego, dos partidos m¨¢s en Ir¨²n, no en San Sebasti¨¢n, como estaba en los planes. Lo del partido de 1917, en el que los bilba¨ªnos fueron apedreados (les cerraron con llave la caseta para que no pudieran refugiarse) a¨²n pesaba. La excusa fue que como se saldr¨ªa de Ir¨²n, mejor concentrarse all¨ª. Se jug¨® los d¨ªas 1 y 8 de agosto. Tras este partido, ya a dos d¨ªas de la partida, Bru, Berraondo y Ruete confeccionaron la lista definitiva, no sin muchas discusiones.
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