Hamilton gana a la pata coja
El Gran Premio de Gran Breta?a circulaba con el sopor¨ªfero desenlace de otras veces. La nueva normalidad de la F¨®rmula 1 es id¨¦ntica a la vieja, por mucho que la primera carrera de la reanudaci¨®n, o la lluvia en v¨ªsperas de la segunda, nos hicieran imaginar otro escenario. Nada de eso. Los dos Mercedes dominaban sin rival. Primero, Lewis Hamilton. L¨ªder en casa. Segundo, Valtteri Bottas. El ¨²nico con un coche que podr¨ªa discutirle el reinado. Tercero, Max Verstappen, a una distancia inalcanzable de la cabeza, y a una distancia inalcanzable por los perseguidores. En tierra de nadie. Si no hay ning¨²n factor extra, ah¨ª est¨¢ su sitio. Pero como esto es deporte, por mucha dependencia que exista de un motor, ese extra puede aparecer en cualquier momento. Y eso es lo que ocurri¨® este domingo en Silverstone. A dos vueltas del final, Bottas revent¨® una rueda. A falta de una, Hamilton revent¨® otra. El finland¨¦s acab¨® 11?, fuera de los puntos. Y el brit¨¢nico resisti¨® como pudo, ag¨®nicamente, para salvar el triunfo por s¨®lo cinco segundos sobre Verstappen. Ah¨ª se concentr¨® toda la emoci¨®n de la jornada.
Verstappen hab¨ªa parado para cambiar neum¨¢ticos en busca de la vuelta r¨¢pida, una costumbre extendida desde que se ofrece un bonus de un punto. En esa acci¨®n perdi¨®, seguramente, la victoria. Sin esa estrategia, el neerland¨¦s hubiera superado a Hamilton durante el percance y habr¨ªa celebrado el ¨¦xito. Tambi¨¦n es cierto que, a toro pasado, es m¨¢s f¨¢cil hacer ese an¨¢lisis. Nadie esperaba la hecatombe final del s¨®lido Mercedes. Incluso el propio Max reconoci¨® que tambi¨¦n iba justo con sus ruedas. En Silverstone se apur¨® mucho con las gomas. Otra prueba de ello fue el revent¨®n de Carlos Sainz, que le transport¨® de la cuarta a la 13? posici¨®n. Las aver¨ªas no hacen distinciones¡ La diferencia, en realidad, es que Hamilton gana incluso con una rueda menos. A la pata coja.