El Atleti provoc¨® la ca¨ªda de Valverde
Con el Atleti empez¨® todo, podr¨ªamos decir parafraseando a Piqu¨¦. El Bar?a perdi¨® ante los rojiblancos en Arabia, en la Supercopa, podr¨ªamos decir que en circunstancias incre¨ªbles. Supongo que no tengo que extenderme mucho, porque el partido lo vimos todos. Pero ese resultado sell¨® el destino de Valverde, del que empezaba a estar aburrida la camarilla que controla el vestuario del Bar?a. La ilusi¨®n de todos fue que le sustituyera Xavi, pero dijo que no. Luego se intent¨® Koeman, y tampoco. Tampoco pudo ser Pochettino. Entonces apareci¨® Seti¨¦n, aburrido en una vaquer¨ªa, y con el prestigio de ser un cultivador del tiqui-taca.
Desde entonces, como ahora, el Bar?a ha dependido de los arreones de Messi. Seti¨¦n aport¨® un f¨²tbol-aburrimiento, anunciado desde aquel primer partido de los mil toques, y una compa?¨ªa inaceptable, la de Eder Sarabia, hijo de aquel excelente futbolista que choc¨® con Clemente. El reto?o es un histri¨®n desagradable con el que Seti¨¦n va de aqu¨ª para all¨¢ como el que arrastra una bola de hierro sujeta al tobillo por una cadena. El domingo a la noche vimos unas im¨¢genes concluyentes en Movistar: Messi, Rakitic y Piqu¨¦ le menospreciaban en el tiempo muerto. Resultaba duro de ver hasta para quienes no le tenemos simpat¨ªa alguna a Sarabia.
Al fondo, Seti¨¦n miraba con la cara del que ve pasar su propio entierro. As¨ª recibe el Bar?a a un Atl¨¦tico que va como una moto, restablecido en el tercer pelda?o del podio y acariciando otra vez el sue?o de la Champions, que tiene a tres partidos. Le faltar¨¢n Savic y Koke, pero no s¨¦ si eso es suficiente para condicionar tanta inercia positiva, simbolizada en la irrupci¨®n de Llorente como nuevo agitador del ataque. El Atleti viaja entre ruido de clarines a visitar a un Bar?a deprimido que maneja a Garc¨ªa Pimienta, entrenador del filial en Segunda B, como nuevo parche. Pero, como siempre, la ¨²ltima palabra la tendr¨¢ Messi, dentro y fuera del campo.