En blanco
?Es posible echar de menos un color? A?oro ver partidos del Real Madrid por televisi¨®n. Ese blanco. Pero, por encima de todo, echo de menos todo lo anterior a un partido del Madrid. El nerviosismo y la expectaci¨®n. La anticipaci¨®n.
Para m¨ª el blanco siempre ha sido eso: el color de la anticipaci¨®n. De algo divertido que est¨¢ a punto de empezar. El blanco del equipo saltando al campo, el blanco de esa alineaci¨®n con la que nunca terminas de estar de acuerdo del todo. El blanco del lienzo por pintar. El de la p¨¢gina en blanco. El del mantel antes de comer. Una redacci¨®n con tema libre. Las s¨¢banas de una cama reci¨¦n hecha. La columna sin empezar, sin t¨ªtulo, con el cursor parpadeando, desafiante. La cartulina blanca para el mural del colegio, el blanco inmaculado de la pista de hielo antes de que la patinadora ejecute una maniobra exquisita. La pantalla de cine justo antes de proyectar historias de besos, h¨¦roes, guerras, risas, y explosiones. Es el blanco del traje de Tom Wolfe, es la interpretaci¨®n del "Blanco sobre blanco" de Malevich. Es el blanco del ¨¢lbum m¨¢s inesperado de los Beatles. Es el blanco de la cocina limpia por la ma?ana, el del m¨¢rmol desnudo, el blanco en los dibujos de Saul Steinberg. La camisa blanca reci¨¦n planchada para la entrevista de trabajo. Las Stan Smith por estrenar. El bal¨®n Nike blanco de la 96-97 antes del pitido inicial. La nieve de la pista antes de coger impulso para la bajada. El fichaje ilusionante del verano con la camiseta puesta.
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Existe un punto a partir del cual ya no es posible regresar, y ese es el punto al que hay que llegar. Ese momento de no retorno en el que se mezclan los tiempos: cuando nada y todo ha ocurrido, como ese punto en el estrecho de Gibraltar donde se juntan dos aguas saladas de dos mares distintos.
A veces un blanco nuclear, a veces un blanco roto, a veces un blanco mezclado de verd¨ªn y barro. Mil variaciones del mismo blanco. Pero nunca el mismo. A simple vista siempre habr¨¢ alguien que te diga que son solo once t¨ªos de blanco persiguiendo una pelota. Y no habr¨¢n entendido nada.
La anticipaci¨®n, la anticipaci¨®n siempre es lo mejor. Ya queda poco.