El deporte se agarra a un salvavidas
La esperanza no se pierde, pero se debilita¡ Es un cirio que mantiene la llama, a la vez que se consume. El torrente de aplazamientos de eventos deportivos, salpicados tambi¨¦n por ilustres cancelaciones (Wimbledon, British, March Madness, GP de Montecarlo, Grand National¡), no se ha ralentizado en el ¨²ltimo mes, cada vez son m¨¢s, pero las alternativas de reubicaci¨®n ya se han salido de la primavera para invadir el verano y el oto?o, y poco a poco queda menos calendario para situar todo lo que se pretende recuperar. Las desesperadas medidas de inventar salidas imaginativas o de concentrar las competiciones en una sede ¨²nica, como han manejado la NBA, la Euroliga, la MLB o la UFC, se chocan de momento contra la realidad de la salud p¨²blica. Hay prioridades que pesan m¨¢s que el negocio del deporte.
Los ¨²ltimos d¨ªas han encadenado noticias de diferentes organizadores que ya barajan la posibilidad de cancelar la temporada 2020. Primero lo escuchamos en la NBA. Poco despu¨¦s en el Mundial de MotoGP. A continuaci¨®n nos hicimos eco de las declaraciones de Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP, en las que sosten¨ªa que ¡°es muy posible que no haya tenis hasta el pr¨®ximo curso¡±. El ¨²ltiimo que se ha incorporado a la ristra es el Giro de Italia, que ya no ve tan clara su celebraci¨®n en oto?o. Estos son quienes lo han expresado en voz alta hasta la fecha, pero hay muchos otros que trabajan en el catastr¨®fico supuesto de un a?o en blanco. Todos luchan por salvar sus campeonatos, pero el cirio se consume. En el caso del ciclismo, ya ha determinado que la prioridad es proteger las grandes, Tour, Vuelta y Giro, y que dentro de esa estrategia prevalece la Grande Boucle, porque supondr¨ªa rescatar un beneficio amplio, en torno al 45% de los intereses de los equipos y sus marcas. El deporte, como en otros ¨¢mbitos, exprime escenarios para perder lo menos posible, para agarrarse a un salvavidas.