El reto de correr K42 Villa la Angostura
El parque nacional Nahuel Huap¨ª, es un para¨ªso que invita a trailrunners "pro" y populares a disfrutar una de las experiencias de m¨¢s hermosas y duras de su vida.

El 35? Mundial Carreras de Monta?a WMRA recibi¨® en la villa de Angostura el pasado noviembre. M¨¢s de 40 selecciones de todo el mundo se dieron cita, con un gran ¨¦xito espa?ol, firmando oro y plata mundiales para el equipo masculino y femenino (En la foto de apertura: Sheila Aviles, plata mundial seleccion espa?ola, vadeando r¨ªo en el km 12). Tras las elites mundiales, corrieron tambi¨¦n miles de populares, persiguiendo el sue?o de completar este m¨ªtico trazado. 42 kil¨®metros con un desnivel de 4.400 m acumulados por el coraz¨®n de la Patagonia Argentina. En meta, curiosamente, los comentarios del campe¨®n del mundo y del ¨²ltimo popular coincid¨ªan: ¡°Qu¨¦ dura se ha hecho la carrera. Pero qu¨¦ bien me lo he pasado, es un recorrido precioso¡±.
Os dejo la cr¨®nica de uno de los corredores populares, Sergio Mayayo director de Carreras de Monta?a y trail runner, que este a?o acompa?¨® a los profesionales y disfruto del reto K42.

¡°Descubr¨ª Villa La Angostura hace tres a?os. Desde entonces, se ha convertido para m¨ª en destino fijo anual de peregrinaci¨®n para mis carreras de monta?a. Se trata de un pueblo ¨²nico en el mundo: No solo est¨¢ todo ¨¦l contenido dentro de un parque nacional, el ¡°Nahuel Huapi¡± en homenaje al maravilloso lago glaciar que lo abraza con sus fiordos. Sino que a su vez, la propia Villa acoge en su seno un segundo parque nacional, el m¨¢s chiquito de toda la Argentina: ¡°Los Arrayanes¡±. Una estrecha pen¨ªnsula colgada al borde del Nahuel Huapi, donde se refugia el bosque relicto de arrayanes, un hermoso ¨¢rbol color canela. Lagos, bosques, r¨ªos, monta?as, nieves¡todo eso y m¨¢s encontr¨¦ all¨ª. Y tambi¨¦n, una pasi¨®n por los deportes de monta?a que tiene en la veterana cita del K42 Villa La Angostura su mayor expresi¨®n.
Belleza y armon¨ªa del paisaje, unidos al reto de remontar y descender grandes verticales hacen de las carreras de monta?a un deporte tan diferente, que engancha. En mi caso, esta K42 es una de esas trazas a la que sue?o con volver cada a?o. Partimos al amanecer desde el centro de Villa la Angostura, animados por miles de personas mientras el pelot¨®n se espacia por la avenida principal. Al cabo de apenas un par de kil¨®metros, nos adentramos ya en el bosque patag¨®nico, abandonando todo vestigio de la civilizaci¨®n. Aqu¨ª los ¨¢rboles mueren de pie, batidos por el viento para dejar all¨ª mismo sus le?os blancos, madera petrificada entrelazada con sus hermanos vivos, verdes y pujantes. Los escasos senderos que lo surcan son estrechos y revirados, un continuo subir y bajar por entre los lagos y fiordos a los altos cerros que los dominan. As¨ª vamos corriendo, amparados por las b¨®vedas de una catedral vegetal durante los primeros 26 km del trazado de hoy.

Al fin, el bosque se abre y salimos al aire. Estamos en la base del cerro Bayo, que con sus 1.800 m de altitud coronados de nieve se yergue como el techo de carrera. Nos recibe una peque?a estaci¨®n de esqu¨ª boutique: Una coqueta instalaci¨®n, creada por un visionario belga entre las nieves patag¨®nicas all¨¢ por los a?os 60 y que mantiene, hasta hoy, un encanto especial, puro ¡°esqu¨ª vintage¡± alejado de las masas tan habituales hoy d¨ªa. Aqu¨ª arranca el tramo clave de la carrera hoy. Estamos a solo 16 km de la meta, sin duda los m¨¢s duros y bellos del d¨ªa. Primero pagaremos al Bayo el ¨²ltimo tributo que nos exige para alcanzar su cumbre nevada. Dura ascensi¨®n por el sendero ¡°Raizal II¡± que trepa entre las ra¨ªces de los grandes ¨¢rboles, para dejarnos sobre los primeros campos nevados, por donde completamos la escalada hasta la cima.
El momento de coronar es pura euforia. Ante nosotros, vuela majestuoso el c¨®ndor, se?or de la Patagonia Argentina. Como ¨¦l, gozamos ahora de un panorama infinito: Un cordal de monta?as nevadas se alza al cielo desde el verde profundo del bosque, que baja hasta desembocar entre los fiordos del lago Nahuel Huapi, formando mil y un brazos de un azul pur¨ªsimo a nuestros pies. Magia. Me quedar¨ªa aqu¨ª durante horas¡pero los fuertes vientos australes nos recuerdan lo cerca que estamos ya del fin del mundo y nos empujan a perder altura cuanto antes.
El descenso arranca a la vez divertido y peligroso. Una escarpada cresta rocosa nos gu¨ªa en el primer, donde volvemos a jugar como ni?os, saltando entre las rocas. Pero no debemos perderles nunca el respeto, ya que una ca¨ªda aqu¨ª ser¨ªa muy da?ina. Los campos nevados nos acogen de vuelta despu¨¦s, para deslizarnos por las pendientes, esquiando sobre nuestras zapatillas hasta el cl¨¢sico Restaurante Tronador, remanso para varias generaciones de esquiadores. All¨¢ partimos camino con la estaci¨®n de esqu¨ª, antes de lanzarnos a un nuevo descenso vertiginoso, volviendo de nuevo a lo profundo de nuestra verde catedral.
Desembocamos por fin al borde de la Ruta 40, la carretera panor¨¢mica m¨¢s famosa de Argentina, donde nunca faltan ciclistas y motoristas disfrutando este icono mundial para los enamorados de las dos ruedas. A su vera, vamos corriendo hasta la avenida principal de Villa La Angostura, donde nos siguen esperando miles de personas. Siguen animando, incansables, a cada corredor como si no hubiera nada m¨¢s en el mundo.
La sensaci¨®n de euforia en este tramo final es desbordante: El cansancio, dolor, la alegr¨ªa de superar el reto¡. todo se funde bajo el arco de meta. Como detalle final, nos espera un t¨ªpico guiso gaucho, lentejas estofadas con carne, una receta que sin duda cruz¨® la mar y lleg¨® aqu¨ª con aquellos conquistadores. Mientras lo devoro, charlo sonriendo sobre aventura vivida con los dem¨¢s compa?eros. Hoy, yo tambi¨¦n, volv¨ª a encontrar mi Eldorado.¡°