Piqu¨¦, Madrid y la Copa Davis
Hace un par de d¨ªas me llam¨® un colega franc¨¦s para preguntarme si a Zidane se le ve¨ªa ya, despu¨¦s de tantos a?os, como un madrile?o m¨¢s. Me sali¨® decirle que madridista s¨ª, claro, pero madrile?o, no. Madrid, y s¨¦ que esto es un clich¨¦, es una ciudad callejera, de gente expansiva, dada a la charla y al trasnoche. A Zidane no se le ve. Colgu¨¦ pensando que, sin embargo, Piqu¨¦ s¨ª que tiene ese perfil. Se le ha visto feliz aqu¨ª, charlando, haci¨¦ndose fotos, yendo y viniendo. Un madrile?o con sentido del negocio muy catal¨¢n, eso s¨ª, que ha tra¨ªdo el regalo de la Copa Davis a este poblach¨®n manchego en el que toda novedad tiene acogida.
Una Copa Davis golfa y trasnochadora, con partidos de dobles que se extend¨ªan en la madrugada, alguno hasta las cuatro. Me han recordado aquellos Seis D¨ªas Ciclistas de Madrid que nos trajo un periodista tambi¨¦n catal¨¢n, Carlos Pardo, con sus horas punta muy de madrugada. De ese trasnoche se ha quejado el biempensante mundo del tenis y Piqu¨¦ ya dijo ayer que para la pr¨®xima edici¨®n se tratar¨¢ de evitarlo, quiz¨¢ con una pista m¨¢s, utilizando el WiZink Center. Por lo dem¨¢s, lo que parec¨ªa un experimento aventurado ha resultado bien. La Copa Davis funciona con esta f¨®rmula expr¨¦s. La anterior deca¨ªa, nos guste o no.
Y donde no pod¨ªa llegar Piqu¨¦ lleg¨® Nadal, ganador de todos sus puntos, en individuales o en dobles, de tarde o de noche. La final, eso s¨ª, acab¨® a hora decente gracias a que Bautista gan¨® su partido, reci¨¦n regresado de enterrar a su padre. Gestos as¨ª nos hacen admirar a¨²n m¨¢s la madera de que est¨¢ hecha esta gente. El resumen final ha sido un suceso feliz para toda Espa?a, particularmente para Madrid, que lo ha vivido, y una iniciativa muy ¨²til para el tenis mundial. As¨ª que debemos reconocimiento a Piqu¨¦, ese chico atrevido, jovial y un poco sobrado que ha puesto cara y empe?o en una causa audaz que ha resultado a las mil maravillas.