Derechos y humanos
En v¨ªsperas del Mundial 78, cuando en varios pa¨ªses se comenz¨® a gestar un posible boicot a la Copa del Mundo en protesta por las violaciones de los Derechos Humanos por parte del r¨¦gimen militar de Videla, el gobierno argentino encarg¨® una campa?a a la agencia Burson-Marsteller como respuesta a ese movimiento. El resultado fue un repugnante lema: "Los argentinos somos derechos y humanos". Mientras los militares secuestraban, violaban y asesinaban impunemente a sus propios ciudadanos y la selecci¨®n de Kempes, Ardiles, Passarella y Fillol avanzaba imparable hacia el glorioso momento final, el eslogan luc¨ªa en forma de pegatinas, pasquines y banderolas por todo el pa¨ªs.
De las muchas historias que nos llegan de aquellos d¨ªas hay una que todav¨ªa me sobrecoge. Es la de Claudio Morresi, que ten¨ªa entonces 16 a?os. Su hermano, un a?o mayor, acababa de ser secuestrado (despu¨¦s se supo que fue asesinado con cinco tiros en la cabeza; su delito fue tener sus manos ejemplares de una revista clandestina). Pero ¨¦l se neg¨® a que la dictadura, que le hab¨ªa privado de quien m¨¢s quer¨ªa, le privara tambi¨¦n de algo que amaba profundamente: el f¨²tbol y la selecci¨®n argentina. Durante aquellos d¨ªas, Claudio sigui¨® siendo hincha, record¨¢ndose a cada momento que la camiseta celeste y blanca no pertenec¨ªa a los militares, sino que la hab¨ªan robado y hab¨ªa que recuperarla y devolv¨¦rsela a quien de verdad pertenec¨ªa. Con el tiempo, lleg¨® a ser jugador de Hurac¨¢n y River, entre otros. Y siempre am¨® el bal¨®n y todo lo que significaba.
El f¨²tbol es maravilloso y tiene un enorme poder para hacer el bien. Pero como un l¨¢piz que se clava a una espalda a modo de pu?al, tambi¨¦n puede ser un arma en manos equivocadas.
Yo no s¨¦ si el f¨²tbol debe estar al servicio de las causas justas. No s¨¦ si podemos pedirle tanto. Pero s¨ª estoy convencido de que lo que no puede estar, bajo ning¨²n concepto, es del lado equivocado cuando hablamos de los derechos inalienables de las personas, ni ser una suerte de agencia para limpiar los cr¨ªmenes de los represores. Como a Claudio Morresi, a quienes amamos el bal¨®n nos toca recurrentemente luchar por recuperarlo.