La proeza era llegar
No hubo heroicidad en la victoria ante Polonia, que pese a tener algo de veneno escondido era sin discusi¨®n la selecci¨®n m¨¢s floja de estos cuartos. Pero las conquistas de dos semanas no se abrazan de gesta en gesta, con una haza?a diaria, requieren tambi¨¦n de pausa y de algo de trabajo funcionarial bien hecho. La victoria de tensi¨®n, la que nos hizo despegar tras caminar sobre el alambre, hab¨ªa llegado el viernes frente a una buena Italia. Quiz¨¢ la mejor de los ¨²ltimos a?os aunque con las mismas debilidades. Y el triunfo memorable lo logramos el domingo, cuando descabalgamos al ogro serbio y lo dejamos herido de muerte. Ahora, Argentina, en un partido descomunal, lo ha mandado a casa, o mejor dicho, a jugar por la quinta plaza, que es peor.
Espa?a est¨¢ en semifinales de un Mundial, esa es la gran proeza. Porque lo es, cr¨¦anlo. La historia de nuestra Selecci¨®n en las citas mundialistas nos deja una reiteraci¨®n de quintos puestos (cinco, en concreto), pero m¨¢s all¨¢... solo avanzamos dos veces. En Colombia, en 1982, cuando se encendi¨® la mecha del boom del baloncesto patrio (luego nos atracaron ante Yugoslavia en el duelo por el bronce), y en Jap¨®n 2006, donde hicimos cima con la medalla de oro. En f¨²tbol, por ejemplo, la cuenta es parecida, un t¨ªtulo, el de 2010, y un cuarto puesto en 1950.
En la lucha por el podio, decimos, y sin Pau Gasol, es m¨¢s, sin ning¨²n representante de los j¨²niors de oro, algo impensable en 2010 cuando Teodosic nos abati¨® con un triple de nueve metros y se intu¨ªa el final de un ciclo que luego se ha estirado varios a?os m¨¢s. Sin nuestra generaci¨®n dorada, aunque gracias a ella por su legado, como pasa en Argentina, y con Sergio Scariolo, pieza clave en la construcci¨®n de un equipo m¨¢s maduro, con experiencia pero sin la opulencia de recursos de la d¨¦cada anterior.