La Torre de Babel en Toronto
Franquicia at¨ªpica, son canadienses. Unos Toronto Raptors abiertos al mundo se han llevado un inesperado anillo, marcando un hito del deporte profesional americano. Toronto es una mezcla cultural en sus calles, ese esp¨ªritu se traslada a la cancha. Es una franquicia muy alejada de la t¨ªpica NBA. Para empezar son canadienses. Su jefe de operaciones, Masai Ujiri, clave en la llegada de Marc Gasol y del MVP Kawhi Leonard, es nigeriano. El entrenador, Nick Nurse, no s¨®lo es novato, sino que se estuvo currando su carrera en Inglaterra y B¨¦lgica en equipos de poco monta. No es un m¨ªster de pedigr¨ª, si bien es cierto que cuenta con gran cach¨¦ en la Liga de Desarrollo. Uno de sus mejores talentos es Paskal Siakam, camerun¨¦s de 24 a?os, que prefer¨ªa el f¨²tbol y que curs¨® estudios en un seminario, su padre lo quer¨ªa de sacerdote. Es m¨¢s, Toronto cuenta con la estrella menos estrella de todo el campeonato. Leonard parece Raikonnen. No cambia el rictus, no celebra, no levanta la voz, no se queja, apenas se comunica pero es el mejor.
Unos Warriors gafados. Estos Golden State son, por derecho propio, uno de los mejores equipos de siempre. Confieso que empezaron a caerme reguleros hace un tiempo. Las fanfarroner¨ªas de Green con patadas a los rivales incluidas, los careos de Durant, incluso que se giraran en bloque cuando Don Stephen la tiraba desde nueve metros y se daba por hecho que iba dentro. Sin embargo, han demostrado un enorme coraz¨®n competitivo. Han perdido con lesiones de mucha gravedad a los dos mejores escuderos de Curry, ambos forzaron para volver y acabaron rompi¨¦ndose. Incluso Looney, un secundario, ha jugado toda la serie con un golpe en el pecho que hac¨ªa que viera las estrellas en cada giro. El panorama es incierto, Durant y Thompson quedan libres, veremos cu¨¢ndo es la reacci¨®n de unos Warriors que no sabemos si cambiar¨¢n de era, pero que casi cincuenta a?os despu¨¦s si lo hacen de pabell¨®n. De Oakland a San Francisco. Por cierto, mi enhorabuena a Daimiel y a Guillermo Gim¨¦nez, imposible contarlo mejor que lo hacen ellos.