La Espa?a que vuelve, el hijo y el padre
La Selecci¨®n se reuni¨® ayer en Madrid para este estrambote de la temporada oficial, a la que a¨²n le queda rabo por desollar: el partido del ...
La Selecci¨®n se reuni¨® ayer en Madrid para este estrambote de la temporada oficial, a la que a¨²n le queda rabo por desollar: el partido del viernes, en Islas Feroe, y el del lunes, en el Bernab¨¦u, ante Suecia. Partidos ambos, ya saben, de la fase de grupos para la Eurocopa, que empez¨® bien, con dos victorias: ante Noruega, aqu¨ª, y ante Malta, all¨ª. El grupo es de seis, pasan los dos primeros. Parece que no hay peligro, pero esta chicot¨¢ de ahora nos coge demasiado a contrapi¨¦, con muchos jugadores desencantados, la mayor¨ªa descansando desde hace tiempo y el seleccionador todav¨ªa ausente, atribulado por una cuesti¨®n personal que no se resuelve.
Se dir¨ªa que no hay qu¨¦ temer de Islas Feroe, pero a los de mi quinta estas circunstancias nos recuerdan las de una lejana derrota en Finlandia, 2-0, en 1969, tambi¨¦n con una Selecci¨®n sacada de la playa para cumplir un compromiso. Aquello fue el llanto y crujir de dientes. Claro, que para entonces ya est¨¢bamos eliminados en la clasificaci¨®n para el Mundial de M¨¦xico-70. Me pregunta alguien por qu¨¦ estos partidos ahora, y tengo que contestarle que la temporada va tan plena de ellos que no caben todos, y pasa como con esas maletas que hay que cerrar forzando y al final sobresalen por fuera el fald¨®n de una camisa y la punta de un calcet¨ªn.
Vuelve el ¡®capi¡¯, el singular Sergio Ramos, el hijo del padre, que lleva 61 d¨ªas inactivo, empalmando lesi¨®n con vacaciones y cuento chino. Jugar¨¢, porque no hay muchos en su puesto y porque a falta de Luis Enrique fungir¨¢ de oficial de guardia. Y hablando del hijo y el padre, que tanto se quieren aunque a veces ri?an, me pregunto cu¨¢l de los dos minti¨®. Florentino asegur¨® en Onda Cero que Sergio Ramos le pidi¨® irse gratis a China, y ¨¦ste, hijo amant¨ªsimo y reconciliado, dijo en rueda de prensa lo contrario. Pero en fin, que se queda. Al padre y al hijo les une, en laica trinidad, un esp¨ªritu santo, el dinero, que con ambos comparte esencia.