Un penalti sabote¨® la final
Arranc¨® la final con una subida de Man¨¦. Llegado arriba, meti¨® un centro al ¨¢rea, donde le cerraba Sissoko, en actitud de la estatua de Crist¨®bal Col¨®n en el puerto de Barcelona, con un brazo extendido en horizontal. Ah¨ª le pega el bal¨®n, tras tocarle en el costado. Penalti. Penalti inalterablemente absurdo, antes del medio minuto de partido. Lo lanz¨® Salah, al estilo de Gento o Neeskens: por el centro, a la garganta y con una potencia homicida. Lloris se hab¨ªa movido, gol. La final empezaba 1-0, saboteada por Sissoko, cuya melonada merecer¨ªa que le retiraran el pasaje de vuelta y mandaran a casa en auto-stop.
Tuve l¨¢stima por Pochettino: tantas horas de trabajo, tantos detalles planificados para que nada m¨¢s iniciarse la final te pase eso. Ah¨ª se hundi¨®, adem¨¢s, la final, porque en adelante ni el Liverpool quiso ni el Tottenham pudo. Al descanso est¨¢bamos todos admirados de que una final de Champions pudiera ser tan mala, con tanta cautela, tanto bal¨®n perdido en pelotazos, tan escasa presencia de los varios jugadores de alto nivel que all¨ª hab¨ªa. Un espanto del que apenas se salvaban los dos laterales del Liverpool, alg¨²n amago de Man¨¦ y la astucia de Kane, que alguna cosa invent¨®. Y todo, a un ritmo pesado, lento, absurdo.
La segunda mitad se anim¨® seg¨²n avanzaba. Creci¨® Man¨¦, creci¨® Son, luci¨® Van Dijk, apret¨® el Tottenham con un f¨²tbol pesado pero insistente. En los ¨²ltimos veinte minutos empez¨® a llegar a puerta y Alisson nos record¨® que no es Karius. Ya se consum¨ªa la final cuando en un c¨®rner con rebote el providencial Origi cerr¨® el partido con un tiro perfecto. El Liverpool gan¨® la Copa, pero la Premier defraud¨® las expectativas. Es la sexta del Liverpool (empata con Gento, nos record¨® Valdano) y hay que felicitarle, pero esta la conquist¨® sin enamorar. Bueno, admitamos que luego, con el "You¡¯ll never walk alone", su afici¨®n redimi¨® el mal partido.