Levante y Valencia, unidos por los Camarasa

Entre el Valencia y el Levante hay la rivalidad y desconfianza mutua l¨®gicas en todos los equipos que comparten ciudad. Pero un hilo les une: el apellido Camarasa. Un Camarasa, Vicente, fue emblema del Levante que logr¨® su primer ascenso a la m¨¢xima categor¨ªa. Otro Camarasa, Francisco ha sido y es el gran one club mandel Valencia, donde entr¨® con 13 a?os y todav¨ªa sigue, con 51. Son padre e hijo, naturales de Rafalbunyol.

El tercer partido del Levante en la temporada de su aparici¨®n en Primera fue la visita a Mestalla, en septiembre de 1963. A¨²n se comenta aquel partido, por su singularidad, por su espectacular resultado (5-3), porque los respectivos delanteros centro, Waldo y Wanderlei, eran hermanos, por los tres goles de Guillot.

El capit¨¢n del Levante, el que cambi¨® el bander¨ªn con Quincoces en d¨ªa tan se?alado, fue Vicente Camarasa, un medio de recorrido y entrega, incansable, buen conocedor del juego. Alma del Levante, en cuyos juveniles empez¨®. Cuaj¨® en el Portuarios, entonces el filial; la mili le llev¨® a Ceuta, donde jug¨® temporada y media; regres¨® al Portuarios, ya licenciado; y por fin subi¨® al Levante. Fue el capit¨¢n del primer ascenso, en la 62-63, y lo era ahora en la aparici¨®n en Primera.

Pero su idilio con el club se rompi¨®. El Levante fich¨® a Vidal, un ex del gran Real Madrid de Di St¨¦fano, y Camarasa not¨® que empezaba a jugar menos. Eso pic¨® su orgullo, y antes de que terminara la temporada solicit¨® la baja. Se fue al Eldense, en Tercera. Ten¨ªa solo 28 a?os, y all¨ª termin¨® su carrera. Regres¨® a su pueblo, Rafelbunyol, a 10 kil¨®metros de Valencia, donde mont¨® una zapater¨ªa (luego un bar) y se dedic¨® a ella, al campo y a su familia. Tuvo tres chicos y tres chicas.

Los tres chicos, claro, jugaron al f¨²tbol. El mayor, Vicente, tuvo un accidente que le cort¨®. El peque?o, Higinio, hizo una larga carrera entre Segunda B y Segunda, con un breve paso por el Levante.

Triunf¨® el mediano, Francisco Camarasa. Jugaba en el pueblo cuando le animaron a que se presentara a unas pruebas del Valencia. Ten¨ªa 13 a?os, le cogieron y a¨²n sigue ah¨ª. Recorri¨® toda la escala: cadete, juvenil en sus distintas categor¨ªas, Mestalla (con ascenso a Segunda) y Valencia, del que lleg¨® a ser capit¨¢n.

¡ª ?Y c¨®mo le sent¨® a su padre que usted se convirtiera en emblema del Valencia?

¡ª Mi padre fue siempre muy discreto. Casi ni nos contaba que hab¨ªa jugado, no nos hac¨ªa comentarios ni recomendaciones. No contaba batallitas, era su manera de ser. Pero ven¨ªa a vernos. Mi padre y mi madre siempre ven¨ªan a Mestalla a verme.

Los que vieron al padre reconoc¨ªan en el hijo aquel car¨¢cter de jugador solidario, esforzado y de buen talante. Solo que el hijo mejor¨® al padre en el manejo de bal¨®n. Fue 14 veces internacional y jug¨® el Mundial de Estados Unidos en 1994.

Era jugador del centro de la defensa, o medio por delante de ella, siempre atento, seguro y dispuesto a cualquier sacrificio. Tanto, que lleg¨® a jugar de portero en el Bernab¨¦u. Fue el mismo d¨ªa en que Mendoza gan¨® las elecciones a Us¨ªa. El partido iba 2-0 cuando Ochotorena fue expulsado por derribar a Hagi. Todos se miraron.

¡ª Quique y yo sol¨ªamos ponernos en la porter¨ªa en los entrenamientos, pero no vi a Quique por la labor, as¨ª que di el paso al frente. La falta la sac¨® Butrague?o, yo creo que fe la ¨²nica de su vida. Pero no fue gol. Luego, s¨ª, me metieron dos, uno de Maqueda y otro de Hierro.

Una lesi¨®n del tend¨®n de Aquiles le sali¨® al paso a los 29 a?os. Reaparec¨ªa y volv¨ªan las molestias, as¨ª estuvo tres a?os, hasta que baj¨® al Valencia B, nuevo nombre del Mestalla, para ver si ah¨ª cog¨ªa el tono. No pudo ser, y ah¨ª lo dej¨®, con 33.

Pero no sali¨® del club. Su sencillez, su trato, su conocimiento, su don natural, le convirtieron en lo que siempre se ha llamado un hombre de club. Primero en el Mestalla, luego en el Valencia. Tareas t¨¦cnicas, de ojeo, de coordinaci¨®n. Hoy es el delegado de campo, la cara del club para los equipos visitantes y el grupo arbitral. Hace 38 a?os que entr¨® en el Valencia y ah¨ª sigue, a salvo de convulsiones, de cambios de presidente.

¡ª Nunca he trabajado en otra empresa.

Rafalbunyol siente orgullo por los dos. All¨ª hay una Pe?a Camarasa... dedicada al padre, que falleci¨® a los 68. La dirige Manuel Castellar, un experto m¨¢ximo en el Tribunal de las Aguas, y fiero levantinista. Es devoto del padre y de los hijos, como todo el pueblo, pero lo "primero es lo primero". Y lo primero son el padre y el Levante.