El insulto no es f¨²tbol
La vida de Caparr¨®s
La vida de Caparr¨®s, el entrenador del Sevilla, es preciosa e inviolable, un tesoro personal que el ciudadano comparte con los suyos y, como dice el poeta ?ngel Gonz¨¢lez en su hermosa Autobiograf¨ªa, pesa sobre la tierra despu¨¦s de muchas luchas y de otras satisfacciones. Los que gritaron contra ¨¦l ?y contra su vida! en el estadio del Betis, mientras se jugaba la rivalidad femenina del f¨²tbol de Sevilla, no saben lo que est¨¢n haciendo. Son zafios aficionados que no van al f¨²tbol a disfrutarlo sino a romperle su ra¨ªz. Como se?alaba ayer Alfredo Rela?o en su muy contrito editorial, este tipo de personas se est¨¢n creciendo.
Y la de Marcelino
En el clima en el que el insulto amplifica el clima de maldad que nos influye, este tipo de actitudes se crece. Luego algunos de estos culpables de haber subido el diapas¨®n hasta lo innoble llaman a los clubes y se muestran v¨ªctimas de su precipitaci¨®n. Pero el da?o ya est¨¢ hecho. Pesa sobre el suelo como un escupitajo oscuro, y mancha el c¨¦sped y el aire y la historia de los clubes. A Marcelino le desearon algunos aficionados del Rayo el mismo destino. Alejandro Sanz, que esta semana recibe en C¨¢diz el abrazo del hijo predilecto, me envi¨® entonces un mensaje, alarmado por la dimensi¨®n del insulto.
Una alerta
Al cantante le alarmaron esos gritos innobles. Se hab¨ªa llegado a un l¨ªmite que no pod¨ªa ser tolerado. El s¨¢bado, cuando lo condecoraban en C¨¢diz, en el estadio b¨¦tico, antes del derbi de los hombres, asistentes al de las mujeres hicieron lo propio con su mente achicada por la imitaci¨®n de lo peor. La alerta de Alejandro deb¨ªa ser un clamor en la sociedad espa?ola. Ni lo de Sevilla ni lo de Vallecas. El f¨²tbol es para el abrazo al contrario y para desear la vida. Por eso conviene deplorar la patada, alevosa como un insulto, que Banega le hizo a Joaqu¨ªn en el Pizju¨¢n. Conste en acta.
Cantares de Sevilla
En Sevilla fue aun peor, pues el mal estilo fue aumentado por el hecho de que el insulto tuvo una preparaci¨®n coral. Cantares para escupir contra la figura de una persona que merece el respeto que se debe a cualquier ciudadano en el ejercicio natural del oficio de vivir. Dec¨ªan en Carrusel: "Tontos de un lado, tontos de otro". E Iturralde clam¨® contra estos energ¨²menos, a los que se debe desterrar de los campos de f¨²tbol. Jordi Mart¨ª record¨® que "se pueden cerrar gradas". Fue creciendo, en la radio, la indignaci¨®n por lo cantado, es gente que ensucia el hecho mismo de cantar. La maldad coral en el campo del Betis.
Parar el f¨²tbol
El pecado de la grada contamina los partidos. El asunto es serio, estas dos incidencias mayores no llaman la atenci¨®n por ser excepcionales, sino porque alcanzan el m¨¢s alto grado de barbarie en un crescendo que parece tener el benepl¨¢cito, o el descuido, de los poderes p¨²blicos del f¨²tbol, que deja hacer mientras la grada est¨¦ animada. Maldita animaci¨®n. El f¨²tbol es una mezcla de teor¨ªa y de fuerza, y permite tan solo una combinaci¨®n de fanatismo y alegr¨ªa, o melancol¨ªa. Ver jugar el s¨¢bado a Riqui Puig o disparar a Griezmann es f¨²tbol. El insulto no es f¨²tbol.
Abrazo a Luis Enrique
Leo mensajes que se le dedican a Luis Enrique, cuyas horas dif¨ªciles tienen en Espa?a el noble amparo del silencio. Llegan noticias de lo que sus futbolistas est¨¢n haciendo para mostrarle apoyo. El f¨²tbol es una familia que est¨¢ por encima de los efluvios verbales imperiosos y negativos de la grada. Despu¨¦s de partidos de terrible pugna no es extra?o observar que los futbolistas se intercambian saludos o camisetas. Que esa noble discrepancia de competir se traslade a las aficiones har¨ªa que este deporte magn¨ªfico sea de ganar o perder y abrazar, tambi¨¦n en las gradas y en las bocas.
La frase
"Un mar, un mar es lo que necesito",?Francisca Aguirre, poeta, premio nacional, fallecida ayer a los 88 a?os.