Un gesto de Piqu¨¦ en favor del respeto
Piqu¨¦ jug¨® con la selecci¨®n catalana, y no con la espa?ola, lo que dio lugar a numerosos comentarios. Hay muchas ganas de meter ciza?a. ?l lo explic¨®, y es f¨¢cil de entender. Los partidos de Espa?a vienen en bloques de dos, te llevan diez d¨ªas fuera de casa. El de Catalu?a es uno cada a?o o dos a?os, en casa o cerca, y se toma licencia para ir al partido, sin ni siquiera concentrarse la v¨ªspera. Y sin presi¨®n. Que no juegue con Espa?a es una p¨¦rdida, pero lo que ¨¦l ha hecho lo hicieron otros antes. Y tambi¨¦n ahora. Silva, por ejemplo. Tras muchos a?os, cuando pesan los partidos, los viajes, la familia y otras ocupaciones, piden licencia y se la dan.
Los romanos lo llamaban ¡®honesta missio¡¯. A los legionarios con una pila de a?os de servicio se les daba una placa de piedra grabada con el agradecimiento del C¨¦sar y una tierra que cultivar, generalmente en provincias, porque as¨ª contribu¨ªan a extender a territorios conquistados la forma de ver el mundo de Roma. Ya digo que Piqu¨¦ no ha sido el primero ni ser¨¢ el ¨²ltimo, y lo mismo que ha pasado con muchos en Espa?a ha pasado en otros pa¨ªses. No significa, por su parte, ninguna animosidad contra Espa?a, por cuyo equipo se ha batido con denuedo y con ¨¦xito tantos a?os. Otra cosa es que le echemos de menos. Y le echamos de menos.
Por lo dem¨¢s, en el Catalu?a-Venezuela tuvo el gesto de reclamar respeto a los que estaban gritando ¡®?...que puta Espa?a!¡±. Un elemento m¨¢s para confirmar que contra quien Piqu¨¦ tiene mucho gusto en pelear es con el Madrid, no con la idea de Espa?a. Como muchas veces se confunde, de forma espont¨¢nea o interesada, al Madrid con Espa?a y al Bar?a con Catalu?a, se cre¨® un equ¨ªvoco en torno a ¨¦l. Pero Piqu¨¦ es provocador y a veces metepatas con cosas del Madrid, dentro de un juego abarcable e infantil. Pero en el tema gordo intenta ser conciliador, y lo mismo viste a sus ni?os con la camiseta de Espa?a que recrimina a los faltones.