Espa?a, ante el hijo de aquel tal Bonello...
Vamos a Malta, un partido que a toda una generaci¨®n de espa?oles evoca aquel 12-1, estrepitosa goleada que se comi¨® un buen tipo, apellidado Bonello. Le entrevist¨¦ un par de d¨ªas antes del partido en el aeropuerto de Sevilla. Le ofend¨ªa la mera pretensi¨®n de que le pudieran meter once goles. Luego result¨® que encaj¨® doce y no fue culpa suya, fue el mejor de aquel equipo. Tiempo despu¨¦s pas¨¦ por Malta, en un feliz viaje familiar, y comprob¨¦ que mencionar aquello era una descortes¨ªa. Lo que aqu¨ª es un recuerdo feliz, el partido inici¨¢tico de toda una generaci¨®n, all¨¢ es tema tab¨². Nadie quer¨ªa hablar de ello. Y si alguno lo hac¨ªa era en voz baja y con malas insinuaciones...
Eso est¨¢ lejos, claro. Ahora volvemos a jugar en Malta, y resulta que el portero, Henry Bonello, es el hijo del que embaul¨® doce goles un d¨ªa tremendo en el viejo Benito Villamar¨ªn. ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa! De all¨ª sali¨® algo. All¨ª se borr¨® aquella sensaci¨®n gafarrona de que Espa?a no iba a ning¨²n lado, de que era un agregado de jugadores sin fe en un proyecto, siervos de sus clubes, insurrectos en la Selecci¨®n. La fe de aquel equipo que consigui¨® el r¨¦cord imposible de ganar por once goles de diferencia un partido que hab¨ªa que ganar por once goles de diferencia (?usted ha visto muchos casos as¨ª?) inspir¨® a los que luego alcanzaron metas antes inimaginables.
As¨ª que ahora que Espa?a visita a Malta no puedo por menos que recordar aquello. No es en Sevilla, es en La Valetta. No son aquellos, son estos. No es Bonello, el mejor de aquellos, por cierto, sino su hijo. Pero es Malta, una isla, una selecci¨®n, que quiz¨¢ a su pesar est¨¢ unida a una de las grandes epopeyas de nuestro f¨²tbol. Hubo la plata de Amberes en 1920, hubo el gol de Zarra ante Inglaterra en el 50, hubo el de Marcelino a la URSS (con t¨ªtulo europeo) en 1964, hubo aquel 12-1 a Malta, y por fin la racha gloriosa de los a?os 2008-2010-2012. En resumen: Malta es un hito significativo en el caminar de nuestro f¨²tbol. El de hoy puede parecer un partido menor, pero evoca aquel momento crucial en el que Bonello era el padre.