River rein¨® en la pradera de Di St¨¦fano
Viendo a River ah¨ª abajo, con la copa, record¨¦ a Di St¨¦fano, al que tantas veces vi triunfar en esa pradera. River lo fabric¨®, y quiz¨¢ por eso merec¨ªa ganar en este estadio que tanto le debe. Fue el broche a una final que desbord¨® coreograf¨ªa y emoci¨®n, en la que Boca perdi¨® en su ley, volcado en ¨¦l ¨¢rea contraria, nueve contra once, sin rendirse. Madrid puso un buen marco a este partido especial, organiz¨¢ndolo a las mil maravillas en un tiempo r¨¦cord. En conjunto, una jornada inolvidable, tanto para los que vinieron de lejos como para los que nos encontramos este regalo ca¨ªdo del cielo en el jard¨ªn de nuestra casa.
El partido hab¨ªa empezado como lo esper¨¢bamos: intenso, duro y con pocas ganas de arriesgar. River mostraba mejor manejo, pero in¨²til. Tocaba para ver si Boca se abr¨ªa, pero no lo consegu¨ªa. Cuando la cog¨ªa Boca, aceleraba el tr¨¢mite del medio campo y llegaba al ¨¢rea con codicia. Ya se acercaba el descanso cuando Andrada la perdi¨® fuera de su ¨¢rea, creando p¨¢nico en los suyos, pero Boca tuvo la suerte de que River no lo supo aprovechar, y adem¨¢s fueron al humo tantos de sus jugadores que dieron lugar al contraataque, armado por N¨¢ndez. Su gran pase a Benedetto fue engrandecido por este, que se col¨® entre los centrales y marc¨® con serenidad.
Pero Boca ya no quiso saber m¨¢s. En la segunda parte le dio el campo y el bal¨®n a River, que visto que perd¨ªa se quit¨® el miedo y fue al ataque con m¨¢s decisi¨®n. Mejor¨® adem¨¢s con la entrada de Quintero por Ponzio. Y como tiene m¨¢s que Boca, lo hizo pesar. Empat¨® en una buena combinaci¨®n por la derecha, rematada por el tanque Pratto, y la pr¨®rroga, con Boca ya con diez, fue suya. Quintero desempat¨® el partido con un golazo y ya muy al final Pity Mart¨ªnez cerr¨® el 3-1 definitivo, demoliendo por fin a un Boca heroico, que estaba con nueve y ten¨ªa a su meta Andrada en punta de ataque.