Sobre ¡®barrabravas¡¯, ¡®ultras¡¯ y dem¨¢s
Madrid se va a esponjar hoy y ma?ana para recibir a muchos hinchas de River y Boca, a los que las circunstancias han colocado ante el sindi¨®s de que el partido m¨¢s importante de su centenaria rivalidad se juegue aqu¨ª. Sean bienvenidos. Para los aficionados locales es un regalo. Nos trae un partido singular, que tiene un rango de por s¨ª, pero que llega en su versi¨®n m¨¢xima. Pero esto que vemos aqu¨ª como un hecho feliz es contemplado en Argentina como un fracaso colectivo o como un despojo. Les resulta humillante, sobre todo, a los 66.000 hinchas de River que llenaban el Monumental sin meterse con nadie y se perdieron el partido.
Esa tristeza merece nuestra solidaridad y exige poner de nuestra parte todo lo posible para que esto salga muy bien, y creo que as¨ª se est¨¢ haciendo. Y al tiempo, hacer votos porque este suceso suponga una catarsis definitiva en el tema de las barras bravas de Argentina. Durante a?os se les ha consentido mucho. Los clubes les utilizaron para intimidar a prensa o jugadores, los pol¨ªticos les han metido a matonear en las campa?as, se les ha dado un protagonismo b¨¢rbaro (en el Mundial de M¨¦xico llegaron a presentarse ante los seleccionados para pedir prima por apoyar) y acceso a prebendas continuas. Se ha incubado un huevo de serpiente.
Aqu¨ª, felizmente, nunca llegamos a tanto. Argentina nos ha dado mucho en f¨²tbol, entre otras cosas a Di St¨¦fano, Maradona y Messi, casi nadie al aparato, y tambi¨¦n la ense?anza de lo que no se debe hacer en esa materia. Por fortuna, el tema ultras, que en alg¨²n momento fue peligroso aqu¨ª, est¨¢ entrando en recesi¨®n. Ahora que Argentina vive el despojo de su mejor partido porque las cosas se le escaparon de las manos, es el momento para hacer un llamamiento a no bajar la guardia. Y animar a Macri en su esfuerzo de atajar por fin este mal. Delincuentes hay en todas partes, pero que el f¨²tbol se dedique a reunirlos y a darles prebendas es disparatado.