Leyenda y pionera de la gimnasia
Cuando este oto?o Simone Biles logr¨® su cuarto t¨ªtulo mundial, la prensa estadounidense se preguntaba si su gimnasta no ser¨ªa la mejor de la historia. Porque esa es una interrogante recurrente en este deporte, comparar, decidir y se?alar al mejor. Eso, sin embargo, nunca lo har¨ªan los verdaderos conocedores de la gimnasia, que saben que las ¨¦pocas y los ejercicios son incomparables, ya que de unos aprenden los siguientes. Por ejemplo, las asim¨¦tricas m¨ªticas de Nadia Comaneci en los Juegos de Montreal no son objetivamente las mismas que ejecut¨® cinco a?os despu¨¦s Maxi Gnaud en el Europeo de Madrid.
Ahora bien, s¨ª hay transcendencia, gimnastas que abren la puerta con su trabajo a las venideras, y que siguen vigentes durante d¨¦cadas, como las rusas Natalia Yurchenko o Ludmila Turischeva. Y es el caso de Larisa Latynina, la primera leyenda de la gimnasia femenina, la que inici¨® el cambio, la que logr¨® que su nombre tuviese una relevancia internacional antes incluso de que la televisi¨®n en directo entrase en los Juegos Ol¨ªmpicos. Quien hoy tenga la oportunidad de ver su gimnasia en los v¨ªdeos que circulan en la web, en asim¨¦tricas o en suelo, donde fue la mejor, no ver¨¢ ni las acrobacias ni las dificultades casi circenses de las mejores del momento, pero si decide seguir una a una a sus sucesoras, ir¨¢ comprobando que Larisa dej¨® huella en todas, que mejoraron las dificultades de aquellos ejercicios que ahora parecen inocentes, pero que fueron el germen de lo que vendr¨ªa despu¨¦s. Las pioneras son as¨ª, y Latynina lo es en toda su dimensi¨®n.