A Josep Llu¨ªs N¨²?ez , ¡®In Memoriam¡¯
Ayer vi en las centrales de As al grupo de jugadores del Bar?a en la capilla ardiente de Josep Llu¨ªs N¨²?ez, el que fuera presidente del Bar?a desde 1978 a 2000. (Luego volver¨¦ sobre eso). La forma en la que iban vestidos refleja la holgura de los futbolistas de estos d¨ªas. Cada cual viste como quiere, claro, pero hay situaciones en las que procede expresar desde el indumento un respeto a determinada situaci¨®n, d¨ªgase la boda propia, la del hermano o la hermana, o un acontecimiento social que lo sugiere. Por ejemplo, la capilla ardiente de alguien que presidi¨® tu club durante m¨¢s de veinte a?os. Se puede hasta no ir, pero si se va...
M¨¢s all¨¢ del reproche discreto a tantos buenos chavales que no cayeron en que su indumento no era el adecuado a la situaci¨®n, cabe aqu¨ª recordar lo que fue N¨²?ez para el Bar?a. Lleg¨® a la presidencia del club en 1978, el a?o que muri¨® Santiago Bernab¨¦u, y se mantuvo hasta 2000, justo antes de llegar Florentino. Por su obra le conocer¨¦is. Mirando con perspectiva ese periodo tenemos que calibrar, por encima de cualquier otra consideraci¨®n, esa tarea. Incluso recordamos que durante un tiempo impidi¨® que se televisara f¨²tbol en Espa?a, porque a su llegada s¨®lo cobraba de TVE el Madrid, que mezclaba su oferta de f¨²tbol con la de baloncesto.
Es cierto que siempre le falt¨® el don de la palabra, pero rigi¨® el Bar?a con dos criterios firmes: mantenerle al margen de las corrientes pol¨ªticas y buscarle nuevas v¨ªas de financiaci¨®n. Sin salirse de esas l¨ªneas, elev¨® al Bar?a desde lo que era en 1978 a lo que era en el 2000. Lo que se construy¨® despu¨¦s en el Bar?a se ha edificado sobre un impulso que nace en ¨¦l, porque desafi¨® el poder institucional del Madrid, por entonces algo en apariencia inaccesible. Supongo que el tiempo le har¨¢ justicia, y consigui¨®, cuando menos, equilibrar la balanza. Hoy vemos al Madrid y al Bar?a codo a codo. Pero cuando lleg¨® N¨²?ez no era as¨ª.