Carolina Mar¨ªn es eterna
Carolina Mar¨ªn est¨¢ de vuelta. O quiz¨¢ no se hab¨ªa ido nunca. El oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo 2016 hab¨ªa marcado un techo. Ya lo hab¨ªa ganado todo a los 23 a?os. Despu¨¦s de ese c¨¦nit hubo un cierto baj¨®n, f¨ªsico y mental. Lesiones y ansiedades. Las rivales tambi¨¦n supieron hurgar en esas heridas. Hab¨ªa sido la n¨²mero uno mundial y ahora ocupaba la octava plaza. No dej¨® de conquistar el Europeo ning¨²n a?o, eso es verdad, pero en el b¨¢dminton el Europeo no es equiparable a otros torneos internacionales. Ella es la gran europea de la historia, la que ha tumbado el imperio asi¨¢tico. El ¨²ltimo t¨ªtulo continental s¨ª tuvo incidencia en su resurrecci¨®n, vino acompa?ado de una gran carga afectiva, se coron¨® en su casa, en Huelva, delante de su gente m¨¢s querida, fue una inyecci¨®n emocional.
El Mundial ha recuperado a la Carolina ind¨®mita de siempre. M¨¢s centrada. Irreductible. ?Tricampeona del Mundo! Nadie lo hab¨ªa hecho antes que ella. Hist¨®rica Carolina Mar¨ªn. Hist¨®rico tambi¨¦n Fernando Rivas, su entrenador, que supo reconducir la m¨¢quina. Los campeones tienen tendencia a resurgir, a reencontrarse, a reinventarse¡ Lo hemos visto en su admirado Nadal, y en Serena, y en Federer, y en Djokovic¡ Por no salirnos de los deportes de raqueta. Hay una imagen que lo resume todo, que nos sit¨²a ante la verdadera dimensi¨®n, universal y eterna, de Carolina Mar¨ªn. Me refiero a ese p¨²blico de China, la potencia del b¨¢dminton, levantado para aplaudir a esta chica de Andaluc¨ªa que ya romp¨ªa las raquetas a lo McEnroe cuando era ni?a. Nunca le ha gustado perder. Por eso ha vuelto.