Alienaci¨®n indebida
Busqu¨¦ en todos los peri¨®dicos la alineaci¨®n de Espa?a, pero all¨ª el tal Var no aparec¨ªa por ning¨²n lado. Supuse que ser¨ªa un error de transcripci¨®n, que Var ser¨ªa en realidad el apodo del delantero, al estilo del alem¨¢n ¡®Torpedo¡¯ M¨¹ller en el Mundial 74. Volv¨ª a repasar las portadas por si me hab¨ªa equivocado, y sin embargo all¨ª lo pon¨ªa bien claro. Nos hab¨ªamos clasificado gracias al Var de marras, que ni nombre ni apellido ten¨ªa el muchacho.
Por un momento pens¨¦ que nos iban a denunciar por alineaci¨®n indebida cuando me fij¨¦ que en el apartado de goleadores s¨ª aparec¨ªa un tal Aspas, que seg¨²n la ficha t¨¦cnica hab¨ªa salido apenas 20 minutos antes para resolver en el descuento de un chulesco taconazo, como diciendo: ¡°Ya hemos sufrido bastante, ahora todos a la ducha¡±.
Lo de la supuesta alineaci¨®n indebida me hizo pensar en el t¨ªtulo que Rafa Cabeleira le dio a su primer y ¨²nico libro, Alienaci¨®n Indebida. Solo cambia una letra, pero esa letra lo cambia todo. Si repasan esa selecci¨®n de art¨ªculos ver¨¢n c¨®mo estamos ¡®alienados¡¯ en el debate futbol¨ªstico y tenemos una querencia obsesiva a ¡®alinearnos¡¯ con el Madrid o el Bar?a. El resto de los equipos parecen sat¨¦lites que orbitan a su alrededor.
Nadie puede discutir el poder gravitatorio del Bernab¨¦u y del Camp Nou, y tratar de escapar de ¨¦l es como tratar de desmentir a Isaac Newton. Rela?o lo cuenta muy bien en su libro Nacidos para incordiarse, la historia del Madrid y del Bar?a que ya hace unos a?os nos permiti¨® conocernos. No hay en la galaxia deportiva influjo m¨¢s poderoso e hipn¨®tico que el que desde hace m¨¢s de un siglo proyectan estos dos clubes que dirimen sobre un campo de f¨²tbol sus cuitas deportivas, arbitrales, pol¨ªticas y territoriales.
Pero tambi¨¦n hay vida m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n. En Galicia se ha tomado como una suerte de ninguneo el hecho de que en ninguna portada nacional aparezca destacado el nombre de Aspas. Al menos hizo m¨¦ritos para compartir protagonismo con ese invento videogr¨¢fico llamado Var, con un juego de palabras del tipo ¡®El VAR DE ASPAS¡¯, o ¡®IAGO VAR ASPAS¡¯, al modo de apodo. Nadie puede dudar que as¨ª suceder¨ªa si en ese momento de agon¨ªa fuese Messi, Cristiano, Isco o Iniesta el que hubiese resuelto la clasificaci¨®n.
Antes de la llegada de la generaci¨®n que nos hizo campeones de Europa y del Mundo, eran dos gallegos los que estaban considerados como los mejores jugadores espa?oles de todos los tiempos, Amancio y Luis Su¨¢rez, este ¨²ltimo, adem¨¢s, nuestro ¨²nico Bal¨®n de Oro. Coet¨¢neo de ellos era otro gallego, Marcelino, el del famoso gol a Rusia que nos dio nuestro primer t¨ªtulo en 1964. Desde entonces hemos estado hu¨¦rfanos hasta que ha emergido este pillo de Moa?a llamado Iago Aspas, el m¨¢ximo goleador nacional de las dos ¨²ltimos a?os, para reivindicar desde Bala¨ªdos y con la camiseta celeste, que s¨ª hay vida m¨¢s all¨¢ de Madrid y Barcelona.