Bendecidos por el VAR
Espa?a pasa primera y evita la ruta de la muerte gracias al videoarbitraje: valid¨® un gol de Aspas y le dio un penalti a Ir¨¢n en el descuento. Rusia, rival en octavos


Mereci¨® Espa?a la ruta del infierno y el VAR la mand¨® por la de la seda, premio quiz¨¢ inmerecido para un equipo menguante, una caricatura del que en marzo amenazaba con desatar un hurac¨¢n en Rusia. Marruecos, la selecci¨®n 41 del ranking FIFA, estuvo a punto de mandarla al lado oscuro mientras hac¨ªa las maletas. Y dos golpes de fortuna, un taconazo de Aspas y un penalti a favor de Ir¨¢n, nos sacaron del campo minado de la segunda plaza.
Asegurada la presencia en el cuadro final, le toca a Espa?a acudir a clases de refuerzo. Porque le cuesta poner atenci¨®n a lo que sucede a su espalda; porque empeque?ece peligrosamente sin bal¨®n, problema que se agrava ante selecciones m¨¢s territoriales de las que suele tener enfrente (vale Marruecos); y porque el equipo de todos parece en manos de muy pocos: Isco e Iniesta hasta donde le da el gas. Del trance de Kaliningrado volvi¨® a sacarle su fortaleza de ¨¢nimo, uno de esos intangibles que deciden torneos de tan corto recorrido.
En cualquier caso, no asistimos al conciertazo que ped¨ªa Hierro, ese partido que pone al pa¨ªs a la cabeza de la manifestaci¨®n, aunque s¨ª salieron a la superficie dos jugadores superiores. A Marruecos y a casi cualquiera que aparezca en el horizonte durante el Mundial. Isco e Iniesta. Ambos permitieron a Espa?a volar a octavos con un solo motor, el izquierdo, por donde todo sucedi¨®. Aunque para llegar ah¨ª La Roja tuvo que tragarse, de nuevo, el sapo de un tanto en contra de salida. Fue un giligol, un desencuentro entre Iniesta y Ramos que permiti¨® a Boutaib esprintar y superar a un De Gea transparente. Un tanto que levant¨® de nuevo las faldas del equipo en defensa: falta de concentraci¨®n para caer de bruces en el error y falta de velocidad para corregirlo despu¨¦s.
Carvajal no ha vuelto como se fue, Piqu¨¦ corre con plomo, de Jordi Alba s¨®lo se recuerda lo que sucede en campo adversario. Hubo una segunda parte, cuando en un simple saque de banda Marruecos coloc¨® a Boutaib de nuevo frente a De Gea, que en el mano a mano limpi¨® el estigma de ser el ¨²nico portero del campeonato sin sumar una parada. Cuatro disparos y cuatro agujeros llevaba hasta entonces. Aquello ocurri¨® despu¨¦s de que Espa?a empatara del ¨²nico modo l¨®gico visto su proceder en el choque. Costa abri¨® un bal¨®n en la izquierda, Iniesta sac¨® ese sprint de diez metros que le distingue de los de su especie (si es que queda alguno de su especie) y su pase lo meti¨® Isco a la tremenda, de zapatazo al primer palo.
Una Roja encogida
El dominio de Espa?a comenz¨® a ser disuasorio para Marruecos, que ofreci¨® su cara B, la de defenderse a sartenazos aprovechando que el uzbeko Irmatov andaba por templar gaitas. Y la Selecci¨®n repiti¨® una y otra vez su discurso: Iniesta e Isco por fuera, produciendo y hasta rematando. El coro convertido en d¨²o, porque Diego Costa traspapel¨® demasiadas jugadas en el ¨¢rea, porque Silva parece pasado de kil¨®metros y porque Thiago anda encogido, en una versi¨®n radicalmente opuesta a la de sus comienzos, donde sus entrenadores le cog¨ªan p¨¢nico a sus brotes de fantas¨ªa. Ahora parece jugar entre barrotes.
El gol de Portugal, que pon¨ªa a la Selecci¨®n en el mal camino, no agit¨® el ¨¢nimo del equipo, ante un Marruecos m¨¢s atrevido y m¨¢s r¨¢pido, especialmente por la banda de Amrabat, ¨¢ngel y demonio del partido. Porque cerr¨® una sucesi¨®n de entradas violentas con un disparo con el exterior del pie que devolvi¨® la cruceta. Se le escap¨® el gol del Mundial.
Superado el desmayo, la Selecci¨®n tuvo su minuto de gloria, en dos cabezazos, de Isco y Piqu¨¦, que no entraron de milagro. Cuando llegaron escenario al Aspas y Asensio el partido ya era el esperado, un asedio rojo sobre el ¨¢rea marroqu¨ª. Espa?a se dispuso en un 4-1-4-1, con Busquets sin auxilios y Asensio abierto a la derecha. Una soluci¨®n perif¨¦rica que tard¨® en ser? soluci¨®n. Porque antes de que la Selecci¨®n indagara nuevas v¨ªas, En Nesyri, de un cabezazo imponente, ampli¨® la condena. Y con todo perdido, el VAR se convirti¨® en instrumento milagroso: valid¨® en Kaliningrado un gol de tac¨®n de Aspas (otra vez Aspas) previamente anulado por el colegiado y concedi¨® un penalti a Ir¨¢n en Saransk que provocaba el doble empate que nos emparejaba con Rusia en octavos y nos libraba de un pu?ado de campeones mundiales. Celebr¨¦moslo ahora y merezc¨¢moslo de aqu¨ª en adelante.