Espa?a, todo preparado (menos lo m¨¢s importante)
Lopetegui tiene motivos, muchos, para estar satisfecho. Y, a su vez, la afici¨®n espa?ola tiene las mismas razones para estar muy contenta y entusiasmada con su seleccionador y el equipo que ha formado. Pero la prudencia de Julen cuando escucha preguntas euf¨®ricas sobre las posibilidades de t¨ªtulo en Rusia no es una pose. Es la actitud inteligente ante un torneo donde todo pende siempre de un hilo.
El n¨²cleo duro de los 23 pr¨®ximos mundialistas parece muy definido. Hay cuatro o cinco plazas abiertas que depender¨¢n del olfato de Lopetegui, de su valoraci¨®n de los estados de forma concretos a finales de mayo. El trabajo que requiere m¨¢s constancia y que m¨¢s m¨¦rito tiene ya est¨¢ hecho. Ese que a Sampaoli en Argentina le va a traer de cabeza hasta junio, porque la debacle del Wanda Metropolitano deja en la albiceleste el peor enemigo de un equipo: las dudas.
Espa?a no tiene nada de eso. Se sabe a qu¨¦ se juega, las diversas propuestas de que se es capaz seg¨²n el momento de partido o el tipo de rival. En esta concentraci¨®n hemos podido comprobar el plan b si el destino nos priva de un jugador que no tiene ni tendr¨¢ jam¨¢s reemplazo, Sergio Busquets. Lopetegui form¨® un centro del campo de peque?os, priorizando el dominio de bal¨®n y donde el car¨¢cter todoterreno de Koke era el principal poder¨ªo en fase defensiva. La prueba result¨® muy atractiva y el balance riesgo-acierto result¨® muy positivo.
Pero lo bueno de haber jugado ante dos potencias como Alemania y Argentina es que ten¨ªan armas suficientes para mostrarnos que para ser campe¨®n del mundo necesitas mucho m¨¢s que dominar el juego y ser de los m¨¢s temidos. Alemania hizo de Alemania y se desquit¨® de un dominio total de La Roja con una pu?alada trapera cuando nadie lo esperaba, para acabar jugando un tramo final donde los agobios los sufri¨® Espa?a. Y Argentina, pese a la goleada sufrida, hilvan¨® dos ataques r¨¢pidos que nos recordaron por qu¨¦ existen especialistas defensivos como Busquets. Higua¨ªn fall¨® el 0-1 como Silva err¨® el 2-0 ante Holanda en el debut del pasado Mundial donde Espa?a cay¨® por 1-5 y se desmoron¨® hasta el punto de acabar siendo la primera selecci¨®n eliminada de las 32. No hace falta hacer mucho f¨²tbol ficci¨®n para dar por hecho que si se llegan a aprovechar sendas ocasiones nos plant¨¢bamos en escenarios completamente diferentes.
Esos detalles, la capacidad para culminar arriba y salvar atr¨¢s en los momentos clave de los partidos y los torneos, son los que hacen campe¨®n a un equipo y no a otro. Y un Mundial es la quintaesencia de eso. Se alude popularmente para definirlo a la expresi¨®n ¡°la suerte del campe¨®n¡±. Evidentemente no es puro azar, porque precisamente el Mundial, pese a que es un formato lleno de trampas y donde se juega a cara o cruz, jam¨¢s se lo lleva un equipo vulgar o mediano. Como s¨ª ha pasado por ejemplo en las Eurocopas. Si alg¨²n a?o no hay un equipo que presente candidatura a la hegemon¨ªa mundial, no se preocupen, gana Alemania. O el sobrero, Italia.
En definitiva, es imposible llevarse el t¨ªtulo m¨¢s importante del f¨²tbol sin haber bordado los instantes determinantes. Eso es lo m¨¢s importante, pero por desgracia no se puede entrenar. Se puede llevar todo el trabajo hecho, preparado, para acercar a tus futbolistas lo m¨¢ximo a la posibilidad de ¨¦xito. Como est¨¢ haciendo Lopetegui. Pero realmente esa capacidad extraordinaria s¨®lo se demuestra llegado el momento. Como la parada de Casillas a Robben. Como el gol de Iniesta.
Tenemos el mejor ejemplo de lo complicada que es la empresa en lo que sufrimos hace ocho veranos. A partir de junio nos toca el mismo papel a los millones de aficionados que estamos fuera del c¨¦sped. Temblar mientras comprobamos si los nuestros hacen que salga cara por segunda vez.
Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este art¨ªculo con las pupilas.