El rugby se pierde en un laberinto
Para poner en valor esos valores de toda la vida, World Rugby debe tomar decisiones contundentes y diferenciadoras. En uno y en otro sentido.

Hay una nueva cuenta de Twitter: D.E.P Rugby (1823-2018). La cuenta en s¨ª tiene pocos seguidores, pero me ha llamado la atenci¨®n el nombre, porque define el ¨¢nimo de los amantes de este deporte desde el pasado domingo, desde el B¨¦lgica-Espa?a, cuando el dudoso arbitraje de un rumano designado por otro rumano clasific¨® a Ruman¨ªa para la Copa del Mundo y desencaden¨® una reacci¨®n desproporcionada y at¨ªpica de algunos jugadores del XV del Le¨®n contra ese juez llamado Vlad Iordachescu. Una cosa provoc¨® la otra, lo que no significa que est¨¦ justificada. En estos ¨²ltimos d¨ªas he hablado con varias personas de mi entorno apasionadas del rugby, que andan como alma en pena, hundidas y afligidas. Me refiero a una tristeza profunda, no a un disgusto pasajero. De repente se les han desmoronado sus principios.
¡°?C¨®mo puedo ir ahora a dar una charla a un colegio sobre los valores del rugby?¡±, me dijo un relevante personaje del oval. Jos¨¦ Antonio Vera tambi¨¦n lo describ¨ªa en su columna de ayer, que a¨²n pueden leer en as.com: ¡°Toca soportar el chaparr¨®n¡±. El l¨ªo, adem¨¢s, se va afeando con declaraciones: las ¨²ltimas llegan desde la Federaci¨®n Rumana y cuestionan la deportividad de Espa?a, pero bien podr¨ªamos escucharlas en el sentido inverso. El rugby entra en bucle, se pierde en un laberinto en el que ya s¨®lo hay una salida. Para poner en valor esos valores de toda la vida, World Rugby debe tomar decisiones contundentes y diferenciadoras. En uno y en otro sentido. Si hay que repetir el partido, se repite. Si hay que sancionar ejemplarmente al ¨¢rbitro y a jugadores espa?oles, pues tambi¨¦n. La tibieza no combate la tristeza.