El m¨¢gico oro de Paquito Fern¨¢ndez Ochoa en Sapporo
Una ma?ana de 1972 desayunamos con la noticia de que un espa?ol hab¨ªa ganado una medalla en esqu¨ª.
Aurelio Garc¨ªa fue como el hermano mayor que Paquito nunca tuvo. Hijo del director del Albergue Francisco Franco, en el Puerto de Navacerrada, vio crecer all¨ª a los ocho hijos del matrimonio Fern¨¢ndez Ochoa. El primero fue Paco. Luego siete m¨¢s, chicos y chicas. Los monta?erillos de la ¨¦poca que and¨¢bamos por all¨¢ y tom¨¢bamos alg¨²n bocadillo en la Venta Arias nos acostumbramos a ver a toda aquella prole, todos con la misma cara y aire risue?o.
Pap¨¢ Fern¨¢ndez fue conserje de la Escuela Espa?ola de Esqu¨ª. La familia creci¨® en Cercedilla, entre la nieve, como el propio Aurelio. La nieve era su entorno natural: "De ni?o, recuerdo a mi madre sacarme por la ventana del primer piso, con los esqu¨ªs puestos, y ?hale! a dar vueltas por ah¨ª".
Espa?a, pa¨ªs seco y caluroso, estaba empezando a descubrir el esqu¨ª y la Delegaci¨®n Nacional de Deportes decidi¨® invertir en los contados j¨®venes prometedores que aparec¨ªan. Era una inversi¨®n seria para la ¨¦poca, porque una cosa es pasar los inviernos de la ni?ez sobre los esqu¨ªes y otra forjarse como campe¨®n. Hab¨ªa que viajar todo el a?o tras la nieve, a los Alpes, a Chile¡ Una vida n¨®mada en la que esos muchachos ten¨ªan que digerir la ausencia de la familia, disciplina castrense, la exigencia de un entrenador.
La compensaci¨®n era m¨ªnima: una beca para estudios y algunas primas por ¨¦xitos, disimuladas, en un tiempo en el que el amateurismo era todav¨ªa un concepto semisagrado. Y no ten¨ªan ni siquiera la satisfacci¨®n de la popularidad, porque de sus afanes y sus progresos apenas informaba la prensa.
Hasta aquel d¨ªa.
El equipo de Espa?a en Sapporo se redujo a tres esquiadores: ellos dos y Conchita Puig, la primera espa?ola que fue podio en una prueba de la Copa del Mundo. Apenas sab¨ªamos de ellos hasta que dieron el golpe en la ceremonia inaugural, al desfilar con capa espa?ola y sombrero cordob¨¦s: Aurelio Garc¨ªa me cuenta: "Fui yo. Estaba previsto desfilar con anorak y gorro de piel, y le dije al presidente de la Federaci¨®n, ?ngel Baranda, que no pod¨ªamos salir vestidos de noruegos. Y quer¨ªa que llam¨¢ramos la atenci¨®n, despertar algo". Y lo consiguieron.
El D¨ªa D amaneci¨® con esperanzas para ellos dos. Se hab¨ªan clasificado para la final, con marcas esperanzadoras, pero nadie contaba con la campanada. La ilusi¨®n era que alguno de los dos, se metiera entre los diez primeros. Samaranch, Delegado Nacional de Deportes, volaba de regreso esa misma ma?ana. Tuvo que regresar del aeropuerto por el inesperado oro de Paquito.
Paquito fue el n¨²mero dos de su tanda (por eso llev¨® el n¨²mero dos), favorecido por el sorteo: eso le daba garant¨ªas de pista en mejor estado. En el primer descenso hizo el mejor tiempo. En Espa?a amanec¨ªa y la cosa corri¨® de tel¨¦fono en tel¨¦fono. Entre manga y manga hubo un par de horas, en las que media poblaci¨®n se enter¨® de qu¨¦ cosa era eslalon especial y en qu¨¦ se distingu¨ªa del gigante y el descenso. Tambi¨¦n de que hab¨ªa unos hermanos Thoeni que le pisaban los talones. Mientras, Paquito tomaba un caf¨¦ con leche con Aurelio, tan tranquilo: "Igual era el ¨²nico espa?ol que no estaba nervioso. A ¨¦l le daba igual blanco que tinto¡ Todo lo traduc¨ªa en buen humor".
Con toda Espa?a ante la tele le vimos bajar, sin tener ni idea de si lo estaba haciendo bien o mal. Lleg¨® casi de culo, en lo que interpretamos como estar a punto de la ca¨ªda, cuando fue un golpe final para adelantar las puntas de los esqu¨ªs, al estilo de los ciclistas en los sprints.
Hizo el segundo tiempo: Oro. ?Oro! ??ORO!!
Barajas nunca hab¨ªa reunido a tanta gente como la que asisti¨® a su llegada, ni en los mejores triunfos del Madrid. Empez¨® a hablarse de nieve, se extendi¨® la costumbre del esqu¨ª, los peri¨®dicos empezaron a informar del estado de las pistas. Veinte a?os despu¨¦s, su hermana, Blanca (sexta de la saga, tras cinco chicos de los que el segundo, Juan Manuel, tambi¨¦n form¨® parte del equipo nacional) consigui¨® medalla de bronce en Albertville, renovando el entusiasmo de aquellos d¨ªas. Se trataba de la primera espa?ola que consegu¨ªa una medalla ol¨ªmpica en cualquier especialidad, de invierno o verano.
Paquito ya no est¨¢, pero su recuerdo lo renuevan estas nuevas medallas.