Guardametas glotones
El verbo ¡°comer¡± equivale en su sentido primigenio a ingerir algo. Despu¨¦s vienen otros significados metaf¨®ricos, como ¡°gastar¡± (¡°se comi¨® los ahorros¡±), ¡°omitir palabras o sonidos¡± (¡°se come las eses¡±), ¡°sentir un picor f¨ªsico o moral¡± (¡°me come el sarampi¨®n¡±, ¡°me come la envidia¡±)¡ y algunos usos m¨¢s que el Diccionario anota con rigor (comerse un alfil, comerse un sem¨¢foro, comerse los calcetines, comerse un actor secundario al protagonista).
Tambi¨¦n podr¨ªa considerarse leg¨ªtimo un uso metaf¨®rico de ambos verbos (¡°tragarse¡± y ¡°comerse¡±) que se relacionase con una expresi¨®n como ¡°tuvo que tragarse sus palabras¡±; es decir, hubo de dar marcha atr¨¢s, o renunciar a una acci¨®n que hab¨ªa prometido. Y eso puede derivar incluso en una brillante imagen ret¨®rica: ¡°En este partido, el ¨¢rbitro se trag¨® las tarjetas¡±.
En cambio, entre las acepciones oficiales no figura una que se ha extendido en el mundo del f¨²tbol y se aplica a alg¨²n fallo clamoroso: ¡°?Se la come el portero!¡±. (Los porteros deben de tener pinta de glotones, pues andan comi¨¦ndose jugadas cada cierto tiempo). A veces, ese verbo alterna con su sin¨®nimo parcial ¡°tragar¡±, v¨¢lido para los mismos casos: ¡°?Se la traga el portero!¡±.
La aparici¨®n de estas locuciones tal vez guarde relaci¨®n con la expresi¨®n popular ¡°se lo comi¨® con patatas¡±, quiz¨¢s vinculada a su vez con la cuarta acepci¨®n del verbo ¡°tragar¡± seg¨²n la recoge el Diccionario con la marca de ¡°coloquial¡±: ¡°Dar f¨¢cilmente cr¨¦dito a las cosas, aunque sean inveros¨ªmiles¡±. Por ejemplo, ¡°mi padre se trag¨® que ayer estuve todo el d¨ªa estudiando¡±.
Por tanto, con esas bases se deber¨ªa dar por buena una oraci¨®n como ¡°el ¨¢rbitro se comi¨® el piscinazo del delantero¡±. Es decir, se trag¨® una mentira.
Pero ?qu¨¦ hacemos con ¡°se la come el portero¡±, locuci¨®n que no est¨¢ respaldada por el Diccionario? No se puede decir que se trate de una f¨®rmula incorrecta¡ sino solamente vulgar; propia de un lenguaje coloquial, m¨¢s que del estilo cuidado que se espera de un profesional de la palabra. Esa locuci¨®n abunda entre los aficionados y los narradores menos cuidadosos, pero no se suele hallar en comentaristas con cierta elegancia de vocabulario, sobre todo si publican sus cr¨®nicas en letra impresa.
Por tanto, quiz¨¢ no sea censurable ¡°el portero se la come¡± desde el punto de vista de la correcci¨®n; pero si atendemos al estilo, tal vez se puedan hallar f¨®rmulas m¨¢s elegantes: desacierto del portero, fall¨® el guardameta, err¨® el arquero. Y m¨¢s ben¨¦volas para con los cancerberos, que tambi¨¦n tienen madre.