Piqu¨¦ se explica y quedamos a la espera
Iba yo justamente a Barcelona cuando supe que Piqu¨¦ comparec¨ªa en conferencia de prensa. Confieso que cruc¨¦ los dedos. ?Qu¨¦ dir¨¢? ?Que se va, haciendo felices a los intolerantes de uno y otro lado? ?O dir¨¢ que se queda, para jugar un partido m¨¢s con el equipo en el que ya ha jugado 91 partidos y con el que ha ganado la Copa del Mundo? Felizmente, al menos para m¨ª, dijo lo segundo. Piqu¨¦ se siente orgulloso de jugar en este equipo, as¨ª lo dije. Por cierto, para lo de los 91 partidos he consultado Wikipedia y ah¨ª aparece en su primera foto con el ch¨¢ndal de Espa?a. Si esa foto est¨¢ ah¨ª es porque se reconoce en ella.
Se puede jugar con Espa?a siendo independentista, dijo, pero no es su caso, dijo tambi¨¦n. Y en busca de una naturalidad dif¨ªcil de transmitir dijo que sus hijos son colombianos, libaneses (de ah¨ª es el origen de su mujer), catalanes y espa?oles. Le hemos visto m¨¢s de una vez con el chico mayor vestido de la selecci¨®n espa?ola, elev¨¢ndolo al larguero, o jugueteando con ¨¦l sobre el campo, tras alg¨²n partido. Como le vimos con ¨¦l en una manifestaci¨®n en pro de un refer¨¦ndum, aspiraci¨®n muy frecuente en Catalu?a, que no supone profesar en el independentismo. En bastantes casos, por cierto, es al rev¨¦s.
?l conf¨ªa en que si pudiera hablar mano a mano con los que le pitan, les convencer¨ªa para que no lo hicieran. Desgraciadamente, no es as¨ª. No podr¨¢ hablar con todos, ni siquiera con uno de cada mil. Al menos ha hecho este esfuerzo de ayer, que cada qui¨¦n tomar¨¢ como quiera. Por desgracia, le precede un ruido del que nos pudo ahorrar. Ese es su debe, para m¨¢s desgracia, hay muchos a un lado y al otro de la raya (raya imaginaria y borrosa, que no es el Ebro, como en torpe imagen escrib¨ª ayer) que no han recibido bien su intento de conciliaci¨®n. Hay muchos a los que Piqu¨¦ interesa m¨¢s como elemento de bronca que como conciliador.