Cristiano llena de poder赤o al ataque
Volvi車 Cristiano y tard車 muy poco en marcar el gol. El Apoel sali車 prudente y cerrado con las dos cl芍sicas l赤neas de cuatro. La primera vez que se abri車 se le vino encima el Madrid. Una galopada de Isco, que limpi車 a un rival y alarg車 por la izquierda para Bale, que a su vez cruz車 un pase raso y cerrado, justo para la carrera de Cristiano. Un gran pase, sim谷trico al que le meti車 Sergio Ramos a Morata no hace tanto ante Italia. Cristiano, claro, estaba ah赤. Sali車 hambriento de bal車n y de gol y ese no le saci車. Sigui車 busc芍ndolo el resto del partido. Se tuvo que conformar con otro, de penalti, m芍s un gol fantasma que no fue, m芍s otro anulado, m芍s...
El gol se tiene o no se tiene, se siente o no se siente. Eso es lo principal de lo que trae Cristiano de cuna, aparte de otras cosas. Por eso lleva 107 goles en la Champions. Por eso lleva cinco a?os consecutivos siendo el m芍ximo goleador de esta competici車n. Por eso se le ha echado tanto de menos en su ausencia. Por eso el Madrid vio con tanto enfado su sanci車n de cinco partidos, olvidando que buena parte de la culpa fue suya. Por eso durante ese bache el Madrid ha visto volar cuatro puntos del Bernab谷u. Por eso mira con aprensi車n la visita a Anoeta, en la que a迆n cumplir芍 sanci車n. Y por eso, por 谷l, el partido se encamin車 tan pronto.
El otro punto de observaci車n fue Bale. Jug車 el primer tiempo por la izquierda, su lugar natural. En el segundo, hasta el cambio por Borja Mayoral, se meti車 m芍s por el centro, buscando el cabezazo. Hizo un partido aseado, como el equipo en general, pero se retir車 entre divisi車n de opiniones. Aplausos desde la clac del fondo sur, pitos diseminados por todo el campo. Su problema es que lleva a?os como intocable, y eso ya no cuela. Si fuera tratado por el entrenador (y el presidente) como uno m芍s de la plantilla, no pasar赤a esto. Pero hacerle pasar por imprescindible ya no cuela. No se lo ha ganado. Eso explica el descontento que se extiende.