El naufragio del atletismo espa?ol
Puede que Ruth Beitia logre una medalla este s¨¢bado: no exhibe el estado de gracia de otras grandes ocasiones, pero es una brava competidora, una apuesta fiable. O que Jorge Ure?a brille en la segunda jornada del decatl¨®n. O que el domingo caiga alg¨²n podio en la marcha, en otros tiempos el salvavidas de nuestro atletismo. O que Adel Mechaal rescate un puesto de privilegio en ese 1.500 que tanta gloria ha dado a Espa?a. O, si me apuran, que el 4x400 nos haga vibrar. Nos gustar¨ªa que as¨ª fuera, por el bien de nuestro deporte y por las ganas que pone Ra¨²l Chapado, el presidente de la RFEA. Pero incluso si todo eso ocurriera a la vez, no maquillar¨ªa la p¨¦sima actuaci¨®n de la Selecci¨®n en los presentes Mundiales de Londres. Hasta ahora, salvo peque?as excepciones, un desastre.
El an¨¢lisis hay que hacerlo m¨¢s all¨¢ de los podios, como le gusta decir a los t¨¦cnicos. De los 56 atletas desplazados por la RFEA (dos de ellos para el relevo), hasta la fecha s¨®lo ha habido dos finalistas: Ana Peleteiro, la mejor con diferencia, fue s¨¦ptima con marca personal, y Orlando Ortega cambi¨® su plata ol¨ªmpica por otro s¨¦ptimo puesto. Tras ellos, s¨®lo un atleta ha entrado en el top-ten: Pablo Torrijos (10?). Y adem¨¢s de Peleteiro, ¨²nicamente tres han mejorado sus registros: ?scar Husillos (dos veces), Ana Lozano y Marta P¨¦rez. El resto, en su gran mayor¨ªa, cay¨® eliminado a las primeras de cambio, en dos casos por tres nulos. Son datos que exponemos con tristeza y sin sa?a. La campa?a #pasi¨®nporcompetir es una buena idea, basada en buenas intenciones. Pero no ha funcionado.