Los Juegos de los arqueros
Los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 92 fueron los Juegos de los arqueros. Todo empez¨® con aquel flechazo que sedujo al mundo, con aquel disparo de Antonio Rebollo que encendi¨® el pebetero en la Inauguraci¨®n. Este madrile?o, triple medallista paral¨ªmpico, fue el seleccionado por la organizaci¨®n por su gran tino. Durante meses comparti¨® los ensayos con el campe¨®n de Catalu?a, Joan Bozzo. Rebollo viajaba los fines de semana a la Ciudad Condal, lanzaba entre 40 y 60 flechas, y se volv¨ªa a Torrej¨®n de Ardoz para continuar con su trabajo de ebanista. S¨®lo unas horas antes de la Ceremonia supo que era el elegido. ¡°T¨²¡±, le se?alaron. A su lado, Bozzo estaba tambi¨¦n vestido de blanco. ¡°Hasta el final se intent¨® que fuera un arquero catal¨¢n, es l¨®gico, pero yo no fallaba ninguna y ¨¦l s¨ª¡±, recuerda Rebollo.
Tampoco le tembl¨® el pulso a Antonio V¨¢zquez en los 36 segundos que le restaban para lanzar las tres ¨²ltimas flechas en la final. Ni antes a sus compa?eros Juan Carlos Holgado y Alfonso Men¨¦ndez. Un triunfo frente Finlandia dio a Espa?a aquel 4 de agosto su d¨¦cimo oro en un deporte inesperado: el tiro con arco. Y tambi¨¦n muy trabajado. El t¨¦cnico ruso Victor Sidoruk impuso una disciplina militar: ocho horas al d¨ªa, seis d¨ªas a la semana, entre 400 y 500 tiros por jornada. Cuando se acercaba la fecha se intensific¨® incluso la preparaci¨®n de diez a doce de la noche. Durante los siguientes meses, los tres vivieron en una nube: ¡°No pod¨ªamos salir a la calle sin que nos parase la gente¡±. Pero el subid¨®n dur¨® poco y el tiro con arco espa?ol no volvi¨® a ese nivel. ¡°Perdimos una gran oportunidad¡±, se lamenta Rebollo. Ciertamente.