Del Brexfoot al Brexit
Si en todo el mundo la distancia se mide en metros, el peso en kilos y los coches circulan por la derecha salvo en una isla rodeada de niebla en la que hablan de yardas, libras y en las carreteras se conduce por la izquierda, no debiera extra?arnos que a esos isle?os les guste un poco ir a su bola. Tienen otras rarezas a¨²n m¨¢s discutibles, como la de tomar en ocasiones la cerveza templada y mezclar el chocolate con menta. Sin embargo, aportaciones brit¨¢nicas que salvaron de su declive a la civilizaci¨®n occidental, como el gin-tonic y el football, debe llevarnos a ver incluso con cierta ternura ese intento de repliegue y ser generosos, en justa correspondencia, para aceptarlos de nuevo en sociedad cuando vuelvan a llamar a nuestra puerta.
Nada mejor que el football para entender el especial car¨¢cter de esos isle?os. P¨®nganse en su lugar. Inventan un deporte para jugar en los descampados persiguiendo un bal¨®n, se re¨²nen en una tavern para tomar unas pintas y ponerle reglas, y cuando se despiertan de la resaca resulta que todo el mundo colonizado le da sopas con hondas en el juego de marras.
Si observamos la historia y evoluci¨®n de este deporte veremos que en Inglaterra (o Gran Breta?a, si lo prefieren) han aplicado en varias ocasiones eso del Brexit, siempre en sentido de ida y vuelta. Primero vieron con desd¨¦n la creaci¨®n de la FIFA y solo aceptaron formar parte a rega?adientes en 1906 para conseguir que el football fuese deporte ol¨ªmpico en los Juegos de Londres de 1908. Poco tardaron en volver a pedir el Brexit. Tras la Primera Guerra Mundial exigieron sin ¨¦xito la expulsi¨®n de la FIFA de los perdedores en el conflicto b¨¦lico, as¨ª que decidieron regresar a jugar entre la niebla. Volvieron en 1924... para irse tan solo dos a?os despu¨¦s porque no se tuvo en cuenta su definici¨®n de profesional. De ah¨ª les vino el sobrenombre de los Pross con los que les conocimos toda la vida.
En 1930 se juega el primer Mundial en Uruguay, y como era de prever Inglaterra renunci¨® por un complejo algo clasista y grouchista. ¡°Nunca me har¨ªa socio de un club que me admitiese como socio¡±. As¨ª que hubo que esperar a Brasil 1950 para que se dignasen a comparecer. Adem¨¢s de Zarra y Mat¨ªas Prats tambi¨¦n les derrot¨® Estados Unidos, humillante reedici¨®n de la independencia colonial norteamericana en 1776.
Desde entonces han sobrevivido como han podido, y por eso les tengo tanto aprecio. Imposible enfadarse con una gente que te invita a un gin-tonic antes de perder un partido de football.