Juega el Atl¨¦tico en Tetu¨¢n
Juega el Atl¨¦tico en Tetu¨¢n, tarde de f¨²tbol en el viejo Varela que as¨ª llamaban a su estadio los tetuan¨ªes, quit¨¢ndole los galones al general mon¨¢rquico que le dio nombre. Sale al campo con sus colores, las rayas rojas y blancas, y su escudo, tan parecido al nuestro. Hay aroma de Espa?a en la regi¨®n y ra¨ªz colchonera en el equipo que la defiende. Me lo cont¨® Bernardo Salazar y eso ahorra cualquier investigaci¨®n. Vive en Tetu¨¢n la pe?a Ben Barek: nuestro Larbi hizo a Marruecos del Aleti y la tele al cruzar el Estrecho nos lo quit¨® para d¨¢rselo a Barsa y Madrid. Lo contaba Ra¨²l en Fiebre Maldini y lo dec¨ªa con cierta pena porque s¨®lo es m¨¢s del Numancia y Logro?¨¦s que del Aleti. A¨²n late, sin embargo, el rescoldo colchonero en el reino de Mohamed. Para avivarlo, la Fundaci¨®n del Club levanta en Tetu¨¢n una escuela de f¨²tbol del Atl¨¦tico de Madrid.
Los ni?os dejar¨¢n su chilabita o sus vaqueros colgados y en el cambio pegar¨¢n a su pecho una camiseta de la que es f¨¢cil enamorarse, m¨¢s si tambi¨¦n la lleva el Kun. As¨ª vendr¨¢n otra vez. Como en Alcobendas y otros lugares de Madrid. M¨¢s de mil peques juegan cada semana con el Aleti; Aleti de todos los tama?os, que ganan o pierden pero que empiezan a adquirir una idea de juego basada en el buen gusto, capaz de construir deportistas y de alzar cada vez m¨¢s alta y s¨®lida, la torre rojiblanca. Da alegr¨ªa verles salir, moverse, tocar, regatear, defender, abrazarse tras los goles y da alegr¨ªa, si palman, ver llorar a alguno. Y alegra a¨²n m¨¢s el gesto de un Alvarito rival que nos hizo dos el otro d¨ªa y cuando marc¨® el de la victoria se fue despacio al centro del campo y con la cabeza abajo. Su padre, mereng¨®n irredento, le pregunt¨® mosqueado ?qu¨¦ pas¨®? Y ?lvaro, ese valiente, le solt¨® la verdad inesperada ?qu¨¦ pas¨®? Que contra mi equipo no lo celebro. Lo sentimos, Juanito Cifuentes, pero te ha salido un ni?o con un par.