El escudo del Aleti en la piel
De Lendoiro podemos aprender unas cuantas cosas pues no es sencillo alzar a un club que invent¨® el t¨¦rmino ascensor para s¨ª mismo a la altura de los campeones. Otra es variar la f¨®rmula antes de que la f¨®rmula te ahogue. Lo hace ahora dando m¨¢s importancia a la cantera porque la econom¨ªa vacila y lo hizo cuando espa?oliz¨® un equipo que perdi¨® su esencia. Fich¨® a tres del Aleti, Molina, Valer¨®n, Capdevila y junto a otros atl¨¦ticos que andaban por all¨ª, Alfredo y Donato, gan¨® la Liga y se invent¨® el centenariazo para alegr¨ªa del pueblo. Por las dos razones, econom¨ªa y sensibilidad, es seguro que nos aproximaremos a esa v¨ªa: la econom¨ªa de los clubes no ser¨¢ ajena a la ca¨ªda general y en algunos casos rozar¨¢ el drama. As¨ª que volveremos a tener jugadores nuestros, de la cantera rojiblanca que combinada con unos pocos futbolistas de fuera, fichados por su excelencia, siempre nos hizo grandes.
Esa es nuestra f¨®rmula y Ricardo, Tom¨¢s, L¨®pez, Soloz¨¢bal, Toni y Juan Carlos lo acreditan en la ¨²ltima entrega de esta historia victoriosa. Luego est¨¢ la pesquisa de atl¨¦ticos por el mundo: me gusta saber que Fran M¨¦rida, el zurdo del Arsenal, duerme con la camiseta de su Aleti; que Arbeloa, a un a?o de fin de contrato, le diga a Tom¨¢s Guasch que ¨¦l y Lafita eran orgullosos colchoneros en su soledad zaragozana, que otros grandes que andan por ah¨ª pregunten c¨®mo ha quedado el Aleti al final de su partido. Para vestir la nuestra, prefiero a esos.