Desde Cagancho a Camacho
Al Aleti, antes de que los ajenos -y unos cuantos propios la mar de equivocados- le llamaran El Pupas, ven¨ªan a compararle con Cagancho, el torero que se espantaba en Almagro y sal¨ªa por la Puerta del Pr¨ªncipe en La Maestranza. Nos ven¨ªa dado el mote porque ¨¦ramos capaces de ganarle la Copa una y otra vez al Madrid en su campo y perderla con el Basconia. A lo del Madrid le cogimos tal afici¨®n que a un solo partido el historial es devastador: el Aleti aplasta como Arteche en la canci¨®n de Glutamato.
Ahora nos llega como una bendici¨®n el contracagancho, todo lo contrario: se queda con la s¨ªlaba de entrada y con la de salida pero ese es todo el parecido. Sube al primer equipo desde sus canteranos diecisiete a?os, Ignacio Camacho, el talento para interpretar el f¨²tbol de un privilegiado y el car¨¢cter de un campe¨®n forjado en la dureza de una vida nada sencilla para ¨¦l y los suyos. Est¨¢ llamado a ser grande en la grandeza de un Aleti de siempre. Tiempo habr¨¢ para hablar de ¨¦l cuando os demuestre lo que s¨¦. Junto al eje, en Nervi¨®n, el tremendo Ra¨²l Garc¨ªa que le dio el bal¨®n al Aleti hasta que le pill¨® el tren y dos alas infernales, adjetivo solo atl¨¦tico que merecieron Simao y Maxi. Por detr¨¢s, Pern¨ªa el de Getafe, Antonio L¨®pez que acumula m¨¦ritos a banda cambiada, Perea que le hizo un l¨ªo a Luis, Fabiano, y Pablo que se lo har¨¢ a Luis, Aragon¨¦s, si vuelve a jugar as¨ª. Abiatti sin fallos para cerrar y los de delante con magia para abrir: el Olimpo cae a la altura de la Rep¨²blica Oriental del Uruguay y tiene un hijo que se llama Forl y respecto al Kun, no se puede jugar mejor, si adem¨¢s se comporta como un h¨¦roe educado igual que en Sevilla, que se prepare el suegro que le va a disputar el pedestal. Pues los que salen ayudan, Miguelito juega dos minutos y la tiene en el c¨®rner uno y medio, y el m¨ªster saca el libro ?qu¨¦ podemos sentir? Alegr ?qu¨¦ podemos pensar? Que este equipo deb¨ªa ganar la liga.