Vojvodina: la venganza es necesaria
Ni revancha ni gaitas: venganza y venganc¨ªsima. Desde hace cuarenta a?os el esp¨ªritu de Takac y las zarpas de Pantelic me persiguen como espectros en una pesadilla reiterativa. Eran las estrellas de la Vojvodina. Jug¨¢bamos eliminatoria de Copa de Europa. Primer a?o en el Calder¨®n. ?Les hab¨ªamos pagado para que aceptaran desempatar en Madrid! Andaba mosqueado porque el partido era nocturno, mi padre iba desde el trabajo y me hab¨ªa dejado en casa a o¨ªrlas venir. Pues eso, en la cocina el se?or de la radio y yo. A los diez minutos gan¨¢bamos dos a cero y del mosqueo quedaba poco. A partir de ah¨ª, el pelirrojo Takac, el peque?o Takac, roy¨® mi alegr¨ªa a dentelladas de rat¨®n serbio; un gol tras otro hasta tres para que me fuera a la cama llorando y me despertara llorando. Pantelic, un portero que tiraba penalties cuando nadie lo hac¨ªa, se hab¨ªa encargado de completar la faena sellando su marco. Se pod¨ªa haber quedado el asunto en un disgusto infantil, pero no.
Tengo para m¨ª que aquella noche, aquella derrota, sembr¨® la est¨²pida, reaccionaria y mentirosa leyenda de El Pupas que luego germin¨® hasta convertirse en lugar com¨²n aceptado incluso por muchos atl¨¦ticos. Qu¨¦ cosa m¨¢s absurda. Desagradables an¨¦cdotas puntuales se han impuesto a la categor¨ªa y han terminado por arrebatar el verdadero car¨¢cter del club para dormirlo en la mediocridad. Los que disfrutan hoy el privilegio de vestir la camiseta del Aleti tienen la oportunidad de poner la historia en su sitio. Comienza la temporada del reencuentro, un bombo justiciero nos ha puesto enfrente al equipo exacto. Que alguien les cuente a estos muchachos que no es un partido m¨¢s.