Ganar como se hace en la Castellana
Pim, pam, Kun: truco: gol. Con el guante o sobre el rival yacente. Pero gol. Admito mi pecadora falta de escr¨²pulos: cant¨¦ los dos y despu¨¦s de verlos repetidos no ped¨ª perd¨®n por haberlos celebrado. Ni me flagel¨¦ severamente, cien cintazos por chicharro, ni me vest¨ª con tela de saco, blanco para mayor escarnio, ni me embadurn¨¦ con ceniza. S¨®lo me sobrevinieron dos pensamientos, uno materialista: tres puntos m metaf¨ªsico el otro: pues no est¨¢ tan mal lo de ganar como si el partido se jugara en el Paseo de la Castellana. Mis sensaciones tienen un l¨ªmite: no pude ni de cerca apreciar el goce que se alcanza cuando el colega de negro expulsa a un sordomudo por hablar, el contrario se queda con diez y palma. Como en la tele, sucedi¨® en Madrid. Casualmente el mudito era el mejor del Rijeka, le hab¨ªa encalomado una aver¨ªa importante al n¨²mero uno del siglo en el partido de ida y dur¨® a la vuelta lo que ten¨ªa que durar. Se llamaba Desnika, y menos mal que Rijeka ya no era Fiume porque Gabrielle D'Annunzio que organiz¨® una mediana por all¨ª tiempo antes, se hubiera presentado en Concha Espina con sus versaglieri m¨¢s r¨¢pido que inmediatamente. Si no puedo alcanzar el cl¨ªmax con esa, mucho menos puedo probar a deleitarme con la suave caricia de las bolas calientes que met¨ªa Saporta en las cestas de los sorteos europeos. La astucia siniestra del franc¨¦s s¨®lo se ha visto en unos cuantos cardenales florentinos y en su t¨ªo Richelieu. En don Raimundo, era hija de esa deliciosa perfidia lev¨ªtica que adorna el car¨¢cter de los m¨¢s preclaros hijos de Israel. Que pon¨ªa bolas calientes y bolas fr¨ªas para que a su equipo le tocaran los chipriotas, que buenos los chipriotas, se lo le¨ª a Alfredo Rela?o, Dios se lo pague.
Vista en perspectiva, la jugada de Villarreal puede interpretarse como una batalla de picard¨ªas que ganan los de rayas: un argentino que ve a un rival tendido en el suelo centra al ¨¢rea donde un brasile?o que ve a un rival tendido en el suelo remata y hace gol en la meta de un uruguayo que un segundo antes le est¨¢ diciendo al tendido en el suelo, argentino con pasaporte mejicano, que no se levante, que hay peligro en el Orinoco. Pudo ser as¨ª aunque seguramente ni uno ni otro ni el portero ni el ca¨ªdo, lo hicieron de ese modo sino al rev¨¦s: todos con el lirio en la mano. Sin embargo, admitamos que de ese continente viene con tantas cosas magn¨ªficas para el f¨²tbol el aprovechar al l¨ªmite cualquier argucia. Y aqu¨ª ha calado. Claro, como que antes fuimos nosotros all¨ª. Estoy por lo contrario, as¨ª que para sumar propongo que nuestros recogepelotas den el bal¨®n r¨¢pido tambi¨¦n cuando ganamos, que entre otras cosas servir¨¢ para mantener el ritmo vivo del que quiere marcar m¨¢s. Hoy a las cinco.