Nacido el 18 de Enero de 1950 en Chambly, una peque?a localidad de la zona francesa de Qu¨¦bec cercana a Saint-Jean-sur-Richelieu, Gilles Villeneuve se aficion¨® pronto a los deportes de nieve y a la velocidad. A los siete a?os, se sentaba en el regazo de su padre, Seville, mientras este conduc¨ªa y soportaba alt¨ªsimos gritos que siempre ped¨ªan adelantar. Al poco tiempo ya lo llevaba ¨¦l... de pie para llegar a los pedales y ver por el cristal. A los doce a?os descubri¨® las motos de nieve, donde lleg¨® a ser campe¨®n del mundo en 1974.

¡°Esos cacharros sol¨ªan deslizar un mont¨®n, lo cual me ense?¨® mucho sobre controlarlos. Y la visibilidad era terrible. A menos que estuvieras liderando, no pod¨ªas ver nada, con toda la nieve volando alrededor. Era bueno para mejorar el tiempo de reacci¨®n, e hizo que dejara de preocuparme por correr bajo la lluvia", explic¨® en una ocasi¨®n. Afici¨®n por las motos de nieve, dedicaci¨®n por los coches... y amor por los helic¨®pteros. La leyenda no confirmada de su atracci¨®n favorita es para echarse a temblar: apagaba los motores en pleno vuelo, simulando una emergencia si llevaba acompa?antes, y volv¨ªa a encenderlos tomando el control poco antes de que el aparato impactara contra el suelo.

Temerario y adicto al riesgo, el 'Pr¨ªncipe de la destrucci¨®n' (sobrenombre que le pusieron en Ferrari ya que trituraba los coches hasta sacar la ¨²ltima gota de rendimiento) no dejaba indiferente cuando se pon¨ªa al volante. Le amaban o le odiaban. Fuera de la pista, la mayor¨ªa le adoraba. Educado, t¨ªmido, leal, familiar... se transformaba en carrera. En su pilotaje no hab¨ªa sitio para vueltas sin exprimir el monoplaza y ten¨ªa un tremendo af¨¢n por buscar los l¨ªmites. El ¨²ltimo rom¨¢ntico fue un piloto especial, el rey sin corona de la historia de la F1 (fue subcampe¨®n en 1979 tras el sudafricano Scheckter)... t¨ªtulo que s¨ª logr¨® su hijo Jacques en 1997.

Todo empez¨® con un Ford Mustang de 1967 modificado y sigui¨® en la F¨®rmula Atlantic cuando todo en su vida dio un giro. En 1976, en una carrera en la que particip¨® James Hunt, futuro campe¨®n de F1 ese a?o. Al acabar, Hunt llam¨® a Teddy Mayer, jefe de McLaren y le dijo: "Me ha ganado un piloto local. Entraba en las curvas derrapando y se manten¨ªa deslizando el tren trasero sin desviarse de la trazada. No hay nadie en la F-1 capaz de hacer algo as¨ª. Tienes que ficharle, no har¨¢s mejor inversi¨®n en tu vida. Su nombre es Gilles Villeneuve". Mayer le firm¨® un precontrato y debut¨® con McLaren en el GP de Gran Breta?a de 1977, pero Enzo Ferrari se lo llev¨® a la Scuderia.

Su vida en la F1 estuvo ligada al patr¨®n rojo que le adoraba. Fue el hijo-piloto que 'Il Commentatore' nunca tuvo. Con Ferrari se convirti¨® en mito, pese a que era el ¨²nico que no tem¨ªa el fuerte caracter y determinaci¨®n del patr¨®n de Maranello. ¡°Este coche es una mierda, estoy perdiendo el tiempo. Lo pilotar¨¦ durante todo el d¨ªa, har¨¦ trompos, lo estampar¨¦ contra las vallas, har¨¦ lo que usted quiera porque es mi trabajo. Simplemente le digo que no somos competitivos¡±, llego a decirle para que Enzo reaccionar¨¢.

Pasi¨®n, talento y calidad que se explican perfectamente en el duelo a tres vueltas rueda a rueda sin miedo al peligro que libr¨® con Arnoux por ser segundo en Francia 1979, en los entrenamientos bajo el torrencial dilucio en Watkins Glen cuando fue once segundos m¨¢s r¨¢pido que nadie o en la incre¨ªble acci¨®n a tres ruedas, y luego dos, para ganar los boxes en el circuito neerland¨¦s de Zandvoort. Gilles siempre ayud¨® a sus compa?eros de equipo y de hecho pudo luchar m¨¢s el Mundial de 1979, pero colabor¨® con Scheckter para asegurar el ¨¦xito de Ferrari. Ese esp¨ªritu de equipo, no correspondido en 1982 fue clave en su tr¨¢gico final.

En ?mola, carrera anterior a la de su accidente mortal en Zolder, Gilles lideraba seguido por su compa?ero de equipo, Didier Pironi. Ambos se adelantaban para divertir a la galer¨ªa seg¨²n la idea de Gilles ya que estaba hablado que el orden final ser¨ªa Villeneuve primero y Pironi segundo.... pero el italiano lo adelant¨® en la ¨²ltima vuelta y gan¨®. El canadiense se enfad¨® much¨ªsimo, se sinti¨® traicionado y dej¨® de hablar a todos en el box salvo a Enzo Ferrari. Pocos d¨ªas antes de la carrera en B¨¦lgica donde falleci¨®, el director del equipo Marco Piccinini habl¨® con la mujer de Gilles, Joanna, para que intentara mediar. "?l es as¨ª, conf¨ªa hasta que le demuestran lo contrario. Luego ya no hay soluci¨®n. Si en la pr¨®xima carrera, Pironi va en cabeza, m¨¢s vale que le digas que afloje. si no, Gilles lo echar¨¢ de la pista, y no es broma".

Durante la clasificaci¨®n, Pironi lideraba y Gilles quisop arrebatarle la pole. Por delante se encontr¨® con el March de Jochen Mass. Decidi¨® adelantarlo por la derecha y el alem¨¢n pareci¨® no verle y se fue ligeramente tambi¨¦n en esa direcci¨®n. La tremenda diferencia de velocidad entre ambos propici¨® que la rueda delantera izquierda del Ferrari chocara contra la parte trasera derecha del March, lanz¨¢ndolo por los aires, cayendo de morro, y arrancando los arneses del chasis. Gilles sali¨® disparado fuera del coche e impact¨® brutalmente contra las protecciones del otro lado de la pista. Una fractura cervical incompatible con la vida le hizo fallecer poco despu¨¦s en un hospital.

"Ha sido el piloto m¨¢s r¨¢pido que jam¨¢s hayamos conocido y un gran amigo, le echar¨¦ mucho de menos. No conoc¨ª nunca nadie tan genuino, pero no se ha ido del todo, el recuerdo de lo que fue y lo que hizo, permanecer¨¢ siempre con nosotros", dijo Scheckter en el entierro en la iglesia de Berthierville. El piloto rom¨¢ntico, aquel que corr¨ªa s¨®lo para divertirse sin buscar dinero ni fama, el sencillo canandiense que no sab¨ªa de juegos psicol¨®gicos m¨¢s all¨¢ de la lealtad y el compa?erismo, falleci¨® con 32 a?os, pero el imaginario popular de aficionados a la F1 le recuerda como uno de los grandes, pese a no ganar t¨ªtulos y estar muy alejado de otros pilotos en un palmar¨¦s de F1 que guarda seis victorias, 13 podios, dos poles y 8 vueltas r¨¢pidas.