La odisea de los desplazamientos en avi¨®n

Para poder cubrir un Dakar ¡®in situ¡¯ hay que madrugar, mucho. No duermes, echas siestas. Al menos es as¨ª en Arabia, y la culpa la tiene el avi¨®n. En las ¨²ltimas ediciones de Sudam¨¦rica, los desplazamientos se hac¨ªan en un c¨®modo autob¨²s-cama durante la noche que te llevaba de la puerta de un campamento a otro mientras pod¨ªas dormir, pero aqu¨ª, por razones desconocidas, no se estilan y hay que ir de un sitio a otro por el aire.

Mucho m¨¢s r¨¢pido, dir¨¢n. S¨ª¡­ pero no. Para empezar, est¨¢s obligado a llegar al aeropuerto no m¨¢s tarde de las 5:30 porque los viajes deben hacerse pronto para llegar al siguiente vivac lo antes posible, y las conexiones en autob¨²s pueden hacerse eternas para trayectos de no m¨¢s de diez minutos. Pero lo que de verdad desespera son las esperas en el aeropuerto. Disponer de un avi¨®n propio durante todos los d¨ªas no lo hace mejor.

Hay que pasar los mismos controles de en un vuelo normal (menos exhaustivos eso s¨ª), esperar para embarcar y soportar los retrasos. De eso tampoco te libras. Unas veces porque no llegan los documentos necesarios para poder despegar, otras por descuadres de horarios y algunas incluso por tener que esperar sentados al repostaje. As¨ª, viajes de una hora se convierten en cinco. Y encima tenemos que estar conformes con ir en un avi¨®n comercial¡­