Boris Johnson... y su pasado como periodista de motor
El primer ministro brit¨¢nico naci¨® en Nueva York y tras estudiar en Oxford pas¨® por varias redacciones, entre ellas GQ y CAR donde hac¨ªa pruebas de coches.


Carisma. Esa palabra de dif¨ªcil explicaci¨®n define al primer ministro del Reino Unido que est¨¢ decidido a cumplir su promesa del Brexit. Nacido en Nueva York en el seno de una aristocr¨¢tica familia, Alexander Boris de Pfeffel Johnson no es un pol¨ªtico al uso. Al regresar a Gran Breta?a, y tras ser operado en varias ocasiones en su infancia para insertarle tubos de timpanostom¨ªa que ayudaran en sus problemas de sordera, estudi¨® en el elitista internado de Eton y curs¨® Estudios Cl¨¢sicos en Oxford. En la universidad m¨¢s antigua en el mundo angl¨®fono, Johnson ya empez¨® a destacar por su forma de ser, su ingobernable pelo amarillo y su capacidad de generar seguimiento que le llev¨® a ser elegido presidente de la asociaci¨®n de estudiantes con 22 a?os.
Tras salir de la facultad decidi¨® virar su futuro y comenz¨® a trabajar como redactor en 'The Times'. La experiencia no sali¨® como le habr¨ªa gustado ya que fue despedido tras falsificar una cita sobre el supuesto amante de Eduardo II y atribuirla a su padrino, el historiador de Oxford Colin Lucas. "Ten¨ªa 23 a?os y estaba lleno de culpa y verg¨¹enza porque mi metedura de pata se public¨® en la portada de 'The Times', territorio sagrado para m¨ª", lleg¨® a reconocer en una entrevista a?os despu¨¦s. De all¨ª pas¨® al 'Express & Star' de la ciudad de Wolverhampton y posteriormente al 'Daily Telegraph' donde fue corresponsal en Bruselas durante cinco a?os para regresar a Londres como columnista pol¨ªtico. En 1999 fue nombrado director de 'The Spectator', cargo que compatibiliz¨® con ser parlamentario... y con pruebas de coches para las revistas GQ y CAR.
Sus reportajes eran pol¨¦micos, algo que le ha acompa?ado en todo durante su vida. Menciones machistas o xen¨®fobas eran habituales en sus pruebas de coches como cuando tras probar un Ferrari F430 escribi¨®: "Era como si todo el condado de Hampshire se recostara y estuviera abri¨¦ndose de piernas para ser tomado por el semental italiano". La controversia que levantaba no era s¨®lo verbal sino que a sus jefes les cost¨® bastante dinero.
"A Boris le pagaban bien por su trabajo, pero ¨¦l incrementaba notablemente los costes con su gran indiferencia por las normas. Recibi¨® docenas de multas por aparcar en doble fila cerca de New Scotland Yard o el Royal Festival Hall. En palabras de Boris, las multas ¡®se acumulaban en el limpiaparabrisas como si fueran nieve¡¯ y a menudo ten¨ªan que enviar a alguien a recoger el coche en el dep¨®sito. Boris nunca pens¨® pagar esas multas, por supuesto. Era GQ quien las pagaba", revelaba su bi¨®grafa cuando Johnson ya ocupaba la alcald¨ªa de Londres. En 2015, con 51 a?os, el gran defensor del Brexit renunci¨® a su ciudadan¨ªa estadounidense ya que hasta entonces conservaba la doble nacionalidad.