El fantasma de Marcus Ericsson
Bak¨² no parec¨ªa destinada a hacerse un hueco en la F1 pero sus carreras tienen una se?a de identidad, a pesar de los muchos puntos a mejorar.
Si las columnas de un p¨¢rking pueden moverse, los muros de este circuito urbano se estrechan por momentos. Azerbaiy¨¢n ha conseguido en cuatro a?os establecerse como una de las carreras con tradici¨®n del campeonato, f¨¢cil de recordar, y no es sencillo mantener una se?a de identidad y distinguirse en un calendario repleto de pa¨ªses ricos en hidrocarburos.
No es por la ciudad. Bak¨² tiene dos millones de habitantes, aunque s¨®lo una ¨ªnfima parte puede permitirse la entrada del domingo. Y aunque muchos pasean por la calle peatonal de Nizami Street, s¨®lo hace falta observar con atenci¨®n para confirmar que son las mismas personas, todos los d¨ªas. Dos j¨®venes que exhiben a su ex¨®tico mono, el ni?o que pesa con su balanza a cambio de dinero en un paso subterr¨¢neo, los m¨²sicos callejeros, el vendedor de helados y, a grandes rasgos, la gente pudiente entre caf¨¦s y tiendas de electr¨®nica. Pero fuera de las arterias comerciales, poco m¨¢s. Media docena de imponentes rascacielos, alg¨²n otro en construcci¨®n, aunque nadie se asoma por las ventanas de los edificios cl¨¢sicos que decoran el circuito. La asistencia de fans, eso s¨ª, es m¨¢s que aceptable, hay ambiente tras las tribunas que limitan con el Mar Caspio.
Los comisarios de pista aqu¨ª son ante todo aficionados y abarrotaron el ¡®pit lane¡¯ en cuanto tuvieron permiso para entrar y hacerse fotos. Alguno se ha llevado un susto: el indonesio Gelael arrastr¨® a dos consigo cuando le ayudaron a arrancar el F2, y otros ha tenido trabajo extra intentando sellar una tapa de alcantarilla a patadas o reparando las barreras frente a la muralla a empujones. Y eso sin tener en cuenta la cara de p¨¢nico de los pilotos de Ferrari mientras eran trasladados por un voluntario en un carro de golf. Con tantos riesgos m¨¢s all¨¢ de los propios de una carrera parece que cualquier cosa podr¨ªa fallar en cualquier momento, pero sorprendentemente todo sigue adelante. Y el ¡®show¡¯, como tal, est¨¢ a la altura de las mejores carreras de siempre.
El riesgo de sufrir un accidente colectivo o individual es m¨¢ximo hasta cuando se circula por detr¨¢s del coche de seguridad. En la F¨®rmula 2 hubo unos cuantos casos este fin de semana, pero no fue el caso de la F1. Como dice Toto Wolff, "a veces los pilotos ven la carrera anterior, se asustan y salen con toda la prudencia posible a la suya". En Bak¨² 2018 fue Grosjean quien inmediatamente despu¨¦s de irse solo contra el muro mientras segu¨ªa al ¡®safety-car¡¯ indic¨® a sus ingenieros por radio: "Creo que Ericsson nos ha tocado". El sueco estaba 30 metros m¨¢s atr¨¢s, pero el chiste ya estaba hecho. Esta vez no ha habido coches de seguridad, nadie podr¨¢ echar la culpa a Marcus.