Cr¨ªtica de ¡®Venom 3: El ¨²ltimo baile¡¯, el adi¨®s a las armas de Tom Hardy

Existen muchos tipos de despedidas. Algunas son espectaculares y la mar de emotivas, como el adi¨®s de Robert Downey Jr. al personaje de Iron Man. Otras ni siquiera se saben un punto y final (que se lo digan a los pobres Eternals). Tambi¨¦n las hay que transcurren en secreto y que tratan de pasar desapercibidas por miedo y/o verg¨¹enza (Jonathan Majors como Kang). Incluso est¨¢n las que en realidad son s¨®lo un hasta luego (Hugh Jackman y Lobezno). Sea como sea, este viernes 25 de octubre, cuando se estrene ¡®Venom 3: El ¨²ltimo baile¡¯ en cines, tendr¨¢ lugar otra despedida m¨¢s y os adelantamos que es una de las m¨¢s tiernas de Sony Pictures y Marvel.

Tom Hardy, completamente enamorado del simbionte y consciente de su separaci¨®n, firma una pel¨ªcula en la que se dedica por entero a disfrutar de sus ¨²ltimos momentos junto a ¨¦l. Al actor no le importan ni la trama ni las expectativas de la gente, sino pas¨¢rselo bien y forjar un pu?ado de recuerdos que pueda a?orar con una sonrisa dentro de un tiempo, cuando recuerde estos siete a?os que ha dedicado a Venom. Habr¨¢ quienes se apiaden de este homenaje y quienes se pregunten d¨®nde demonios est¨¢n el villano y el conflicto de esta entrega.

Porque quiz¨¢s sea eso lo peor de ¡®Venom 3: El ¨²ltimo baile¡¯, el papel de un Knull reducido ¨²nica y exclusivamente al primer minuto de la pel¨ªcula y a sus escenas poscr¨¦ditos. Nada m¨¢s empezar, el creador de los simbiontes mandar¨¢ a su ej¨¦rcito de sabuesos a la Tierra en busca de Venom y ser¨¢n dichos depredadores el ¨²nico enemigo al que veamos combatir con Eddie Brock durante el resto del metraje. Es m¨¢s, no tendr¨ªamos ni que hablar en plural. No sabemos si los perros se pierden por el camino o qu¨¦, pero hasta la batalla final s¨®lo habr¨¢ uno tras los pasos del protagonista. Torpe y ciego, apenas lograr¨¢ rastrearlo cuando el guion as¨ª lo exija.

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La versi¨®n de Knull de Andy Serkis es uno de los elevados peajes tras los que se esconde una road movie repleta de canciones y referencias cin¨¦filas. Un viaje en el que conoceremos a personajes entra?ables y en el que nos reencontraremos con viejos conocidos de la saga. De una persecuci¨®n a otra, Venom y Tom Hardy se describen a s¨ª mismos como una especie de Bonnie y Clyde. Lejos de su etapa edgy, ambos derrochan qu¨ªmica y humor. Abrazan la faceta m¨¢s simp¨¢tica del simbionte, lo que de nuevo generar¨¢ divisi¨®n. Los habr¨¢ que no soporten verlo reducido a mascota y quienes se contagien del buen rollo y terminen tarareando con ¨¦l a David Bowie.

Como curiosidad, esta tercera entrega sirve a modo de debut en la direcci¨®n para la guionista de las anteriores. Kelly Marcel hace un estreno discreto, pero se ve acompa?ada de dos brillante escoltas. El casting de ¡®Venom 3: El ¨²ltimo baile¡¯ pesca en la peque?a pantalla y se hace con dos estrellas como Juno Temple (de ¡®Ted Lasso¡¯) y Rhys Ifans (reciente Otto Hightower en ¡®La casa del drag¨®n¡¯). Ambos aportan un cotizado extra de humanidad que resulta de lo mejor de la pel¨ªcula.

La cinta apuesta todo el rato por lo emocional y echa en falta algo m¨¢s de acci¨®n, pero al menos no se olvida de hacer que el cubo de palomitas valga la pena y cuenta con una batalla final en la que a Venom le salen hermanos de colores de debajo de las piedras. Abre una puerta que hubiera estado bien explorar en otra entrega (a poder ser, con Spider-Man), pero la cierra de un portazo, tal y como hacen sus primeros minutos con la escena poscr¨¦ditos de la anterior. Es una pena porque la saga ha terminado dando con su propio tono para el personaje, pero no con la historia.

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Valoraci¨®n final

Tom Hardy puede irse satisfecho. Se ha despedido de Venom tal y como ha querido. No le han importado el g¨¦nero de la pel¨ªcula ni su historia, sino pas¨¢rselo bien. Es probable que a la audiencia s¨ª le importen ambas cosas, pero el caso es que ¡®Venom 3: El ¨²ltimo baile¡¯ es una road movie sin mayores pretensiones que la de ofrecer un par de momentos enternecedores, mucho humor y una batalla final a la altura. Todos imaginamos algo m¨¢s oscuro, s¨¢dico y gamberro al pensar en el personaje, pero tambi¨¦n hay algo apacible y contagioso en este tono m¨¢s juguet¨®n. Si falla es porque se echa en falta m¨¢s acci¨®n, carece de villano y por momentos convierte al simbionte en poco m¨¢s que una mascota. Su qu¨ªmica final con Hardy deja un buen sabor de boca y har¨¢ que se extra?e a esta pareja de baile, pero es un adi¨®s demasiado pac¨ªfico que dejar¨¢ varias deudas en el coraz¨®n del espectador.