25 a?os de Resident Evil 2, el gran hit del terror noventero

Empezamos el repaso a los grandes juegos de 1998 con uno de sus lanzamientos m¨¢s potentes. Una secuela muy esperada, y a la vez capaz de superar casi cualquier expectativa, alz¨¢ndose durante a?os no solo como la entrega m¨¢s popular de la saga, tambi¨¦n del g¨¦nero Survival Horror. Algo que ahora es f¨¢cil dar por sentado; despu¨¦s de todo, nos separan dos d¨¦cadas y media de la ¨¦poca en la que la prensa se rindi¨® a sus pies y los jugadores de varios continentes hicieron cola a primera hora de la ma?ana ¡ªo incluso a medianoche¡ª para comprarlo en cuanto fuese posible.

Pero pudo no haber sido as¨ª. Pudo haber decepcionado, e incluso cambiado el rumbo de una saga que por aquel entonces solo ten¨ªa un juego cuyo ¨¦xito pillara por sorpresa a Capcom la primera. En 1996, el original se estrenara sin grandes pretensiones en lo que a notas o ventas se refiere: si bien inspirado por otros nombres como Sweet Home o Alone in the Dark, Resident Evil estableci¨® una f¨®rmula jugable nueva, con m¨¢s acci¨®n y tambi¨¦n un dise?o m¨¢s complejo, todav¨ªa por contrastar. Pero funcion¨®, as¨ª que ahora Resident Evil 2 deb¨ªa ofrecer m¨¢s y mejor. Convencer a los fans viejos y atraer a otros nuevos para sellar el futuro de la saga. No era el momento de fallar.

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Dos genios, un dilema

Fue esta presi¨®n la que hizo del desarrollo de Resident Evil 2 uno inusitadamente turbulento para una secuela directa, creada para la misma plataforma y con los mismos fundamentos jugables que su inmediato antecesor. De hecho, el juego se anunci¨® y ense?¨® en revistas durante el verano de 1996, pocos meses despu¨¦s del estreno del original, por lo que la previsi¨®n de un lanzamiento en la primera mitad de 1997 sonaba m¨¢s que razonable. Pero las cosas se torcieron por el camino, y aquella primera versi¨®n nunca lleg¨® a alcanzar un estado capaz de satisfacer a los involucrados.

Con apenas 26 a?os, un inexperto Hideki Kamiya (Devil May Cry, Bayonetta) fuera designado por Shinji Mikami, creador del original, para relevarle en las funciones de director. Ambos, ir¨®nicamente, detestaban el terror; pero en ambos sus superiores vieron la clase de talento que pod¨ªa sobreponerse a ello: a?os antes ya fuera justo el director de Sweet Home, Tokuro Fujiwara, el que empujara a Mikami a encabezar un proyecto que empez¨® como potencial remake de aquel t¨ªtulo, as¨ª que pasar ahora el testigo a uno de sus subordinados m¨¢s reticentes (responsable de la mayor¨ªa de las c¨¢maras en el primer Resident Evil) era casi como seguir la tradici¨®n.

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Pero donde el primer Resident Evil heredara de Sweet Home un concepto tan atemporal y atractivo como el de la ¡°mansi¨®n encantada¡±, ideal para aislar a los jugadores, desplegar una ornamentaci¨®n m¨¢s cl¨¢sica y crear un aura de misterio dif¨ªcil de replicar en la civilizaci¨®n, el intento de llevar la secuela a un entorno urbano plante¨® retos a los que Kamiya y su equipo no lograron dar las mejores respuestas: la primera versi¨®n de Resident Evil 2 (desde entonces apodada como Resident Evil 1.5) se ve¨ªa y se jugaba bien, pero era m¨¢s ins¨ªpida en su ambientaci¨®n y dise?o general.

Los meses pasaron y el juego creci¨® sin por ello mejorar a ojos de productores como el mismo Mikami, que convenci¨® a Capcom para reiniciar el desarrollo: una versi¨®n con cambios y extras del primer Resident Evil (Director¡¯s Cut) ocupar¨ªa ese hueco dejado en 1997 y ofrecer¨ªa una demo de Resident Evil 2, movido a principios de 1998 para ser replanteado a fondo con la esperanza de alcanzar el nivel que se esperaba de ¨¦l. Kamiya sinti¨® el peso del fracaso y se vio fuera del proyecto, algo a lo que no ayud¨® estar rodeado por colaboradores con m¨¢s edad y/o veteran¨ªa en el estudio. Pero Mikami sigui¨® apostando por ¨¦l. Su alumno terminar¨ªa lo que empez¨®.

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Dos h¨¦roes, cuatro historias

Claro que Kamiya no estar¨ªa solo. Bueno, solo ya no estaba antes, pero en esa segunda etapa adem¨¢s fue asistido por Noboru Sugimura, guionista de televisi¨®n que se hab¨ªa declarado fan del original y, tras algunas consultas puntuales, se incorpor¨® de lleno al proyecto para hacer varias aportaciones clave. La primera, conectarlo de una forma m¨¢s directa a su antecesor: de la historia inicial, planeada por el propio Kamiya, sobrevivir¨ªa el polic¨ªa novato Leon S. Kennedy; pero Elza Walker ser¨ªa cambiada por Claire Redfield, hermana de uno de los protagonistas del primer Resident Evil.

La b¨²squeda de Chris, si bien infructuosa hasta Code: Veronica, aport¨® la clase de intriga y continuidad que agradecer¨ªan los fans, para los que se dejaron documentos con informaci¨®n sobre las primeras acciones tomadas al regreso de la mansi¨®n. Aunque si una idea de Sugimura sirvi¨® para darle a Resident Evil 2 la personalidad que necesitaba, fue sugerir que la comisar¨ªa de Raccoon City se estableciese en un edificio que anta?o sirviera como museo de arte. Una premisa que Kamiya olvid¨® explicar en uno de esos mismos documentos (el remake saldar¨ªa esa cuenta por ¨¦l dos d¨¦cadas despu¨¦s), pero ayud¨® a concebir un dise?o m¨¢s intrincado y evocador.

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Fue el revulsivo perfecto para materializar una nueva visi¨®n, m¨¢s distintiva, aunque las aportaciones del escritor ni siquiera terminaron ah¨ª: puesto que uno de los elementos m¨¢s apreciados del original ya hab¨ªa sido la posibilidad de experimentar variaciones en la historia y el desarrollo jugable al optar por uno u otro personaje (Chris Redfield o Jill Valentine), y Resident Evil 2 iba a repetir d¨²o protagonista desde el frustrado primer intento, las charlas entre Kamiya y Sugimura llevaron a la idea de los escenarios B. Rutas extra a las que los jugadores solo tendr¨ªan acceso si empezaban la aventura de Leon o Claire despu¨¦s de completar la de su compa?ero.

Fue un concepto igual de transformativo, que invit¨® a reestructurar el juego para que se adaptase al orden y las dos partidas funcionasen como historias complementarias, no simplemente paralelas. As¨ª, por ejemplo, si Leon era el elegido para empezar, solo ¨¦l entraba a la comisar¨ªa por la puerta delantera, solo ¨¦l encontraba al polic¨ªa Marvin con vida, y solo ¨¦l se enfrentaba al mutante G en las cloacas ¡ªentre muchas, much¨ªsimas otras diferencias¡ª. Luego, Claire entrar¨ªa por la puerta trasera, ver¨ªa a Marvin ya zombificado y tendr¨ªa a la primera mutaci¨®n de William Birkin como jefe de las cloacas; todo ello aplicado a la inversa en caso de elegir el orden contrario.

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Por supuesto, cada personaje tambi¨¦n ten¨ªa su raci¨®n de contenido exclusivo al margen del escenario. Localizaciones, ¨ªtems, armas y secundarios que aportaban piezas propias al puzle narrativo. As¨ª, solo el camino de Leon se cruzaba con el de Ada Wong, mujer de dudosas intenciones cuyo nombre hab¨ªa sido referenciado de pasada en el primer Resident Evil; y solo Claire tomaba bajo su protecci¨®n a la joven Sherry Birkin, desamparada hija de los creadores del virus que encontraba en la menor de los Redfield la ¨²nica figura materna que le permitir¨ªa sobrevivir a la pesadilla.

Rompedor como hab¨ªa sido en su d¨ªa, el primer Resident Evil deslumbrara por su ambientaci¨®n y la intriga que creaban los diarios, pero no tanto por la historia representada en secuencias, escrita y actuada de forma bastante torpe, y menos diferenciada entre partidas (aunque Chris y Jill tambi¨¦n tuviesen secundarios propios). Resident Evil 2 subi¨® el list¨®n, mejorando sustancialmente la puesta en escena y relatando un drama m¨¢s humano gracias al trasfondo y las interacciones de los nuevos personajes, algo que incit¨® a volver para seguir descubriendo todos esos momentos ¨²nicos de cada protagonista y escenario (como los espor¨¢dicos cruces de Sherry con Ada y Leon, o una culminaci¨®n m¨¢s expl¨ªcita del romance entre estos ¨²ltimos).

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Una oda a la rejugabilidad

Y ah¨ª es donde entr¨® la fortaleza real de Kamiya, fan¨¢tico de las recreativas destinado a firmar varios de los juegos m¨¢s rejugables para cualquier consola. Su intenci¨®n era subir la dificultad, exigir m¨¢s a los jugadores que ven¨ªan del anterior, pero era algo que iba en contra de lo que buscaba Capcom: el objetivo para la compa?¨ªa era ampliar base de usuarios, as¨ª que adem¨¢s de mejores gr¨¢ficos, m¨¢s drama, m¨¢s acci¨®n (y m¨¢s recursos dedicados al marketing), el juego deb¨ªa ser m¨¢s accesible. Una producci¨®n hollywoodense interactiva donde el horror surgiese de las criaturas y el gore, no de la frustraci¨®n por perderse en los niveles o verse constantemente sin munici¨®n.

As¨ª que tuvieron que dar con un equilibrio nuevo, nacido de concesiones que para algunos fans mantendr¨ªan al Resident Evil original como el Survival Horror por antonomasia, pero todav¨ªa capaz de encontrar un punto de tensi¨®n que no trivializase la espectacular ambientaci¨®n, los frecuentes sobresaltos y la gesti¨®n de recursos. La cantidad de munici¨®n, hierbas curativas y cintas de guardar aument¨®, pero tambi¨¦n los enemigos, con m¨¢s zombis, la introducci¨®n temprana de los Lickers o jefes por lo general m¨¢s duros para que los primerizos dudasen si gastar o reservar las preciadas balas de escopeta y lanzagranadas (exclusivas de Leon y Claire respectivamente).

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La genialidad del dise?o de Resident Evil 2 es que, si bien menos ramificado y exigente, preservaba la exploraci¨®n, los secretos y la apertura de rutas a recorrer en una u otra direcci¨®n a la vez que nos encauzaba de forma m¨¢s ligera y variada hacia el final. No solo quer¨ªa que lo pas¨¢semos, quer¨ªa que volvi¨¦semos a por m¨¢s. Con otro personaje y/o escenario para ver partes de la comisar¨ªa y el laboratorio antes cerradas. Para ser atacados por Lickers en lugares nuevos. Para encontrar vac¨ªas estancias donde antes hab¨ªa zombis, confiarnos y luego ser emboscados en otras donde antes no hab¨ªa nada. Jugaba con nosotros tanto como nosotros jug¨¢bamos con ¨¦l.

Como comentamos antes, algunas apariciones de William Birkin variaban seg¨²n la ruta, revelando nuevas y monstruosas transformaciones con la forma final reservada solo para el cl¨ªmax del escenario B. Un combate sencillo, m¨¢s efectista por el contexto que otra cosa, pero precedido por el m¨¢s exigente de todos: un Tyrant encolerizado que se abalanzaba a por nosotros despu¨¦s de tom¨¢rselo con m¨¢s calma durante el resto del juego. Inicialmente vestido con una gabardina, este gigante de m¨¢s de dos metros merodeaba algunos pasillos durante la segunda partida, e incluso irrump¨ªa a trav¨¦s de un par de muros para poner a prueba a los m¨¢s taquic¨¢rdicos.

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Pero las diferencias partida a partida no solo resid¨ªan en los enemigos y la historia, tambi¨¦n en otras acciones del jugador: bautizado como Zapping System, el equipo incluy¨® una serie de decisiones que implicaban cambios extra para el escenario B. Acceder a la sala de armas del s¨®tano de la comisar¨ªa, por ejemplo, presentaba una interesante disyuntiva: ?cog¨ªamos la ametralladora y dej¨¢bamos la bandolera que ampliaba el inventario para que luego el segundo personaje se beneficiase de ella? ?Opt¨¢bamos por la alternativa opuesta? ?O cog¨ªamos las dos cosas confiando en que durante el escenario B nos har¨ªan menos falta gracias a la familiaridad adquirida?

Era el caso m¨¢s obvio, pero el laboratorio tambi¨¦n ten¨ªa otro con truco: activar un gas anti armas biol¨®gicas en la primera partida lograba que los enemigos fuesen m¨¢s d¨¦biles, pero mutaba a las criaturas planta, que desarrollaban un ¨¢cido venenoso para lanzar contra el segundo personaje. La parte positiva es que si hab¨ªamos reclamado la ametralladora en la primera partida, al menos aqu¨ª se nos brindaba la posibilidad de conseguir otra siempre y cuando registr¨¢semos las huellas dactilares de ambos protagonistas. Con ellas podr¨ªamos acceder a una habitaci¨®n extra, donde encontr¨¢bamos dicha arma y varios Lickers evolucionados de propina.

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Claro que si quer¨ªamos disponer de la ametralladora desde el principio, y encima tener munici¨®n infinita para usarla durante toda la aventura, tambi¨¦n pod¨ªamos. Porque otra de las novedades made in Kamiya, esencial de ah¨ª en adelante para el resto de su obra, fueron los rankings. Cada vez que termin¨¢bamos una partida, factores como el tiempo de juego empleado, el n¨²mero de guardados y el consumo de espr¨¢is curativos se utilizaban para calcular una puntuaci¨®n interna en funci¨®n de la cual pod¨ªamos ser recompensados con una de las armas de munici¨®n infinita (la citada ametralladora, una gatling gun o el lanzamisiles), variable seg¨²n el escenario superado.

Y despu¨¦s tambi¨¦n estaban los trajes alternativos, tradici¨®n iniciada por el primer juego, o el modo The 4th Survivor. Un peque?a ¡ªpero tremendamente intensa¡ª misi¨®n de supervivencia con Hunk, mercenario de Umbrella que deb¨ªa escapar desde las alcantarillas hasta el punto de encuentro en un tejado recorriendo la comisar¨ªa infestada de zombis, ara?as, perros, Lickers, cuervos, plantas e incluso Mr. X, el Tyrant de gabardina. El juego nos lanzaba todo junto para crear la prueba definitiva. El ¨²ltimo gran reto. O pen¨²ltimo, claro, porque tambi¨¦n pod¨ªamos desbloquear una variante extrema para manejar a una barra de tofu armada con un simple cuchillo.

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Las mieles del ¨¦xito

En enero de 1998, Resident Evil 2 se puso a la venta en Am¨¦rica y Jap¨®n en un ambiente de euforia. Su primer fin de semana marc¨® un r¨¦cord hist¨®rico en Estados Unidos, superando las ventas iniciales de gigantes del medio como Super Mario 64 o Final Fantasy VII y vali¨¦ndole una recaudaci¨®n de casi 20 millones de d¨®lares a Capcom. El juego terminar¨ªa superando los tres millones de copias vendidas antes de llegar a Europa en abril, y los cinco desde que sali¨® la versi¨®n DualShock (con nuevo modo batalla y cameo de Chris Redfield), as¨ª que la apuesta de la compa?¨ªa por el reinicio hab¨ªa salido m¨¢s que bien. Y la de Mikami por Kamiya, tambi¨¦n.

Los fondos hiperdetallados, la magistral banda sonora (m¨¢s presente y efectiva tanto durante la exploraci¨®n como contra los jefes), las nuevas animaciones para indicar el estado de salud del personaje sin mirar el men¨², el dise?o y comportamiento de los horripilantes Lickers, el grotesco horror corporal de Birkin y los v¨ªdeos FMV de alta calidad (que relevaron a las cutres secuencias con actores reales del original) hicieron de Resident Evil 2 una de las experiencias m¨¢s punteras y absorbentes de la ¨¦poca antes incluso de considerar la rejugabilidad. Esta despu¨¦s se encargaba de mantener el juego en la consola durante d¨ªas y d¨ªas, o semanas, mientras los fans esperaban noticias de la siguiente secuela. Porque, ?c¨®mo no iba a haberla?

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A pesar de los duros inicios, Kamiya demostr¨® su val¨ªa y fue revalidado para encargarse de Resident Evil 3 mientras otros equipos empezaban a trabajar en entregas para diferentes plataformas. Capcom ten¨ªa un fil¨®n doblemente contrastado, una saga de trayectoria ascendente, as¨ª que fue con todo y puso en producci¨®n Resident Evil Zero para Nintendo 64 (m¨¢s tarde movido a GameCube); Code: Veronica para Sega Saturn (m¨¢s tarde movido a Dreamcast); y Last Escape para la propia PlayStation, m¨¢s tarde renombrado como Resident Evil 3 cuando el de Kamiya salt¨® a PS2 y mut¨® hasta convertirse en lo que ahora conocemos como Devil May Cry.

En retrospectiva, tuvo todo el sentido del mundo. La acci¨®n, la rejugabilidad, los rankings... Resident Evil 2 era el primer paso hacia la propuesta que ¨¦l realmente quer¨ªa hacer, una m¨¢s ¨¢gil y alejada del terror puro. Kamiya nunca ha ocultado su fobia hacia el g¨¦nero, y ya durante el desarrollo del primer Resident Evil, cuando trabajaba bajo las ¨®rdenes directas de Mikami, se hizo el remol¨®n y evit¨® ver las pel¨ªculas de zombis del mismo George A. Romero que a?os m¨¢s tarde acabar¨ªa dirigiendo un anuncio para su juego debut. Pero quiz¨¢ a veces lo que se necesita para crear una obra maestra es eso: a alguien capaz de afrontar sus miedos y convertirlos en algo productivo.

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