Nakayama, el chaval que jugaba con Guile a los 9 y ahora lidera la revoluci¨®n en Street Fighter 6

Takayuki Nakayama es el hombre de moda en el g¨¦nero de la lucha. El director de Street Fighter 6 est¨¢ liderando uno de los proyectos m¨¢s emocionantes de los ¨²ltimos tiempos, y los pasos firmes que el desarrollo est¨¢ dando, a a?os luz de la quinta entrega, solo hacen que alimentar el deseo de todos para que esto salga como parece: muy bien. Lo curioso del caso es que Nakayama ya fue director de Street Fighter V, pero la sombra del productor Yoshinori Ono -le agradeceremos hasta el infinito el comeback de la cuarta entrega, pero no los a?os posteriores- fue muy alargada y nuestro protagonista, en el fondo, era un novato acabado de aterrizar.

Cuenta Edge (#374) que la primera vez que Nakayama jug¨® a Street Fighter ten¨ªa nueve a?os, y fue en la esquina de una tienda de caramelos en la prefectura de Gunma, a much¨ªsimos kil¨®metros de Tokyo. Su personaje era Guile, un reclamo occidental muy atractivo para los ni?os japoneses de despu¨¦s de la guerra, y demostr¨® ser un jugador medio: ni top ni masilla. Pero esa ¨¦poca marc¨® para siempre su ni?ez y decidi¨® que un d¨ªa trabajar¨ªa en Capcom.

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Dicho y hecho, entr¨® en la compa?¨ªa de la c¨¢psula para cumplir ese sue?o y se encontr¨® de golpe y porrazo como director de un proyecto como Street Fighter V, complicado por muchos motivos. El primero, porque suced¨ªa el bombazo del 4. El segundo, porque la situaci¨®n de Capcom distaba de ser perfecta: sin la ayuda de Sony, cuenta Edge, Capcom no habr¨ªa podido completar el desarrollo del juego. La exclusividad del t¨ªtulo fue solo uno de los tiros al pie del juego, acompa?ado por una falta de contenido alarmante, un sistema de juego online deficiente incluso para la ¨¦poca pre-rollback y una comunicaci¨®n err¨¢tica y poco satisfactoria.

Street Fighter V mejor¨® a base de parches y Nakayama fue cogiendo protagonismo y reconduciendo el rumbo. El juego se consolid¨® en la escena competitiva y, en paralelo, se empez¨® a fraguar Street Fighter 6. La primera y verdadera gran obra del director, ya sin Ono (abandona el barco en 2020) y con autoridad ganada tras levantar el vuelo de la quinta entrega. Recuperar la reputaci¨®n perdida era una prioridad. Recuperar la corona, una obligaci¨®n.

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¡°No lo llamar¨ªa pedir consejo, pero tuvimos largas consultas con miembros del staff que trabajaron en la serie en el pasado, tanto gente que segu¨ªa en la compa?¨ªa como la que no; por ejemplo, me sent¨¦ con Akiman, legendario artista de Capcom, para entender las intenciones que ten¨ªa cuando cre¨® Street Fighter 2¡±. Estas declaraciones son retratan las ideas de Nakayama, obsesionado con ¡°absorber¡± toda la esencia que llevaron sus predecesores a crear la serie y en conseguir lo m¨¢s dif¨ªcil en los juegos de lucha actuales: conectar al jugador tradicional con las nuevas necesidades. No es nada f¨¢cil.

En el equipo de desarrollo actual hay nuevos jugadores que no han hab¨ªan nacido cuando sali¨® Street Fighter 2 y personalidades que dise?aron dicho juego. Quienes quieren a Ryu, Ken o Blanka y que los nuevos Luke, Kimberly o Jamie encajen a ojos de todo el mundo. Dos universos que deben convivir si la saga quiere ser la referencia en la pr¨®xima d¨¦cada.

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Street Fighter 4, Thrid Strike, Alpha: lo mejor de cada casa

Por todo esto, Street Fighter 6 quiere aunar lo mejor de cada casa y marcar perfil propio en todos los sentidos. A nivel de mec¨¢nicas, los seis botones de ataque, los agarres o el tipo de salto y su par¨¢bola tan caracter¨ªstica son innegociables. Tambi¨¦n ciertos perfiles de personajes (shotos, de carga, grapplers). Pero en lo que nuevas mec¨¢nicas se refiere, hay cierto sabor a?ejo: el Drive Impact nos recuerda al Focus Attack, el Drive Parry a Third Strike y modos como el World Tour, un acercamiento en esencia al single player que tanto nos gust¨® del Alpha.

Street Fighter 6 intenta navegar en dos aguas que enfrentan a los jugadores m¨¢s veteranos y a los newcomers de hace tiempo. Tiene controles simplificados por un lado, pero por el otro es un juego en el que podremos recrear el momento m¨¢s impresionante que recordamos de Third Strike a nivel competitivo, seguramente el Street Fighter m¨¢s t¨¦cnico de todos.

La voluntad es, tambi¨¦n, trasladar el foco de atenci¨®n que generaba la saga en los salones recreativos al mundo digital. Streams, eventos, un hub enorme donde interactuar¡­ el juego parece entender mejor que nunca que lo de luchar ya no puede ser entrar y pegarte con cualquiera. Esa evoluci¨®n necesaria se ve en las salas de combate, en la personalizaci¨®n de personajes, en la capacidad de interacci¨®n.

Un juego valiente

M¨¢s all¨¢ de las mec¨¢nicas (sin olvidar el Parry Drive Rush que cancela golpes para hacer combos imposibles de otra manera), la apuesta de Street Fighter 6 es valiente. La barra de Drive gestiona todas estas mec¨¢nicas comunes, incluidos los ataques EX, y est¨¢ llena de inicio. Eso significa que no hay tiempo de espera antes de poder desplegar nuestras mejores armas. Su gesti¨®n y uso -gastar seis pastillas de barra puede ser muy r¨¢pido- es tambi¨¦n una declaraci¨®n de intenciones a nivel de estrategia: saberlo calibrar, cuando abusar y cuando marca la diferencia. La beta nos demostr¨® que faltaban ajustes, pero tambi¨¦n que permit¨ªa ver espect¨¢culo desde el segundo 1 del primer round. Y eso tambi¨¦n importa.

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Dec¨ªa Nakayama que quer¨ªan representar una parte ¡°realista¡± del combate real con el Drive, donde si empiezas muy fuerte te cansas r¨¢pido (entras en rotura, como los boxeadores que tras lanzar pu?etazos sin parar est¨¢n agotados pocas rondas despu¨¦s). Y es una perspectiva interesante pero sobre todo, diferente a lo que hab¨ªamos visto en entregas anteriores: ¡°Si usas demasiada energ¨ªa y la barra Drive llega a cero, puedes ser castigado y esto tendr¨¢ un gran efecto; representa la parte m¨¢s realista del juego¡±, explica en Edge.

Street Fighter 6 no ha salido y las expectativas son muy elevadas. Cierto aire a redenci¨®n respecto al lanzamiento de Street Fighter V est¨¢ presente, y se ve en qu¨¦ est¨¢n comunicando y c¨®mo lo est¨¢n haciendo. Hasta el momento han sabido tocar todos los puntos que pod¨ªan generar dudas, incluido el hecho que la beta del mes pasado funcionaba mejor a nivel online que los cinco primeros a?os de su predecesor.

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El tiempo dir¨¢ si el equilibrio es bueno, si el sistema Drive necesita arreglos, si las concesiones a los novatos son adecuadas (desde el parry manteniendo el bot¨®n hasta los controles simplificados) y si el resto de modos m¨¢s all¨¢ del online consigue atrapar a m¨¢s nuevos jugadores. Pero el punto de partida, a d¨ªa de hoy, no podr¨ªa ser m¨¢s emocionante.